En concreto, la patronal, coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el próximo domingo, llama la atención sobre las características de la cadena alimentaria en España, que permiten un alto nivel de competitividad y, por tanto, el acceso a una alimentación completa, segura y de calidad.
España se encuentra seis puntos por debajo de la media de la Unión Europea en precios de alimentación, con un índice de 94,4 frente a la media de 100, según Eurostat, y 19 puntos por debajo de países con renta similar y también gran productor de alimentos, como es Italia, que arroja un índice de 113,5 puntos.
Asedas ha señalado que los factores que influyen sobre la competencia en precios son una mayor diversidad de empresas y formatos que en países miembros de tamaño similar, una menor concentración y mayor número de operadores y un gran peso del comercio tradicional en lo referido a alimentos frescos.
España, además, registra un gran dinamismo de cadenas regionales, de supermercados que, en muchos casos, ocupan posiciones de liderazgo en sus zonas.
El incremento de puntos de venta, la variedad, la organización y la competencia de la distribución alimentaria en España son factores que permiten a los hogares un mayor acceso a alimentos de gran calidad y con seguridad alimentaria.
La diversidad de los formatos de distribución también contribuye a poner a disposición del consumidor un surtido variado y competitivo en precios. Gracias a ello, y a la fuerte presencia de cadenas regionales, marcas, pymes y productos locales tienen espacio para llegar al consumidor, los pequeños agricultores pueden tener a su alcance un canal tradicional de distribución muy eficiente y poderoso.