Con su nombramiento, Zapatero quiso dar un mensaje de autoridad. El presidente pensó que era un sustituto idóneo para Juan Fernando López Aguilar. Tenía un mandato: desatascar los máximos órganos judiciales. Para ello contaba con experiencia y sobre todo carácter.
En estos dos años, se han criticado las formas y el fondo, sobre todo sus compañeros de carrera. Tuvo una primera rebelión de los funcionarios de justicia y después de los mismos jueces, que no lo querían ni como interlocutor en sus negociaciones...
Bermejo no se amilanó. Respondió con una propuesta para prohibir expresamente la huelga de magistrados. Y al final de todo, la famosa cacería.
Sus trofeos 8 muflones y cinco jabalíes. Las fotos, tardaron días en llegar a la prensa y más tardó el ministro en reconocer el error.
Al PP el encuentro le da aire, justo cuando miembros del partido empiezan a desfilar por la Audiencia Nacional y la campaña electoral acaba de comenzar. Las cosas se complican para el ministro, que termina por reconocer que, además, no tiene licencia para cazar en Andalucía.
Su sustituto es Francisco Caamaño, hasta ahora secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.