Desarticulada una red dedicada a la estafa y a la inmigración ilegal

CNN+/Cuatro 06/05/2009 12:39

La Policía Nacional ha detenido a 29 personas en Madrid y Barcelona y ha desmantelado una red dedicada a la introducción ilegal de inmigrantes y a la falsificación de tarjetas y estafas, gracias a la connivencia de comercios y restaurantes en los que se hacían las compras.

En esta operación, ha sido detenido un ciudadano español, alto cargo de una ONG, que se dedicaba a la introducción ilegal de ciudadanos cubanos en EEUU, a través de una compleja ruta que pasaba por Nicaragua, España y México, hasta llegar a la frontera estadounidense.

La inmigración ilegal

La infraestructura para la inmigración ilegal era facilitada por el alto cargo de la ONG, detenido junto a su esposa, quien realizaba continuos viajes a Nicaragua, principal centro de actividad de la organización no gubernamental.

En ese país tenía establecidas varias empresas "fantasma", cuya matriz se encontraba en España y que se financiaban con dinero procedente del blanqueo de capitales.

A través de estas sociedades, y a cambio de dinero, ofrecían contratos de trabajo en Nicaragua a ciudadanos cubanos. Tras esperar un tiempo prudencial en territorio nicaragüense, se remitía desde España, donde estaba la empresa matriz, una carta de invitación y un contrato de trabajo, con lo que los ciudadanos cubanos se desplazaban entonces hasta Europa.

Aparente legalidad

De este modo daban una apariencia de legalidad, si no fuera porque la empresa que supuestamente les contrataba no existía. Posteriormente, el responsable de la ONG facilitaba a estas personas un documento falsificado para su salida de España con destino a México.

Una vez allí, destruían el pasaporte falsificado y se dirigían a las ciudades fronterizas con EEUU, para que otros miembros del grupo facilitaran su entrada en este país.

Sobre el fraude

Según ha informado la Policía, el fraude ocasionado con las compras realizadas de forma ilícita supera los 400.000 euros.

La investigación sobre el fraude se inició en agosto de 2008 al detectarse un restaurante de Madrid donde se copiaban los datos de tarjetas bancarias con la connivencia de los propietarios, por medio de un lector de bandas magnéticas de pequeñas dimensiones.

Tras clonar las tarjetas, los "pasadores" eran los encargados de realizar compras de ordenadores, consolas, relojes o joyas con el beneplácito de los comerciantes que se quedaban con una comisión por la operación, además del artículo que supuestamente le habían comprado.