"Realmente no hay palabras para describir lo devastador. Estoy sin palabras", contestó a los reporteros, segundos antes de romper a llorar. Los asistentes del torneo le preguntaron si quería abandonar el encuentro de prensa, a lo que la hermana de Serena contestó que quizá debería marcharse, aunque regresó a la sala minutos después.
La deportista de 37 años debe afrontar ahora la demanda presentada por la familia del fallecido, que la acusa de negligencia y la indemnización a la que tendría que hacer frente la de Florida podría ser millonaria. "Estoy devastada y con el corazón roto por este accidente", escribió en su cuenta de Facebook hace unos días.
Según el informe policial, la deportista no se encontraba bajo los efectos del alcohol o las drogas cuando sucedió el incidente, pero hay claros indicios de que la maniobra no fue la acertada. Tampoco resultó herida, aunque esas lágrimas que derramó en sala de prensa demuestran cómo le ha afectado anímicamente este suceso. No obstante, su victoria frente a Elise Mertens la coloca en la segunda ronda del prestigioso torneo inglés.