El director del Consorci de Museus de la Comunitat, José Luis Pérez Pont, ha presentado la exposición este jueves en el Museu de Belles Arts de Castellón, que será el primero en acoger la colección, hasta el 1 de abril. Después, la obra de los tres pintores viajará al Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante, del 12 de abril al 1 de julio y, en 2019, se mostrará en el Museo de Bellas Artes de València.
Al acto han acudido también el diputado de Cultura de la corporación provincial de Castellón, Vicent Sales; la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Castellón, Verónica Ruiz; el director del Servicio Territorial de Cultura, Robert Roig, y los tres directores de los Museos de Bellas Artes de Castellón, València y Alicante, Ferran Olucha, José Ignacio Casar y Joserre Pérezgil, además de la comisaria de la exposición, Victoria E. Bonet.
Pont ha señalado que esta exposición es fruto de la colaboración entre los tres museos de bellas artes, "una colaboración promovida por el Consorci de Museus hace año y medio y de la que también han surgido otras exposiciones, como la de los escultores Adsuara, Vicent y Peresejo".
El director del Consorci de Museus ha explicado que la muestra "permite por primera vez establecer un diálogo entre la obra de los tres autores, que fueron embajadores de su tierra, con la riqueza que ello supone para el conocimiento de esta época pictórica y a su vez se genera un diálogo entre las tres provincias llevando la vertebración del territorio al ámbito artístico".
Al mismo tiempo, la exhibición "pone en valor los fondos de nuestros museos de bellas artes, ya que muchas de las piezas que se exhiben no estaban expuestas al público, y las muestra junto a otras procedentes de fundaciones e importantes museos nacionales como el Reina Sofía o el MNAC", ha destacado.
"TRES GLORIAS DEL ARTE VALENCIANO CON UN PUNTO COMÚN"
La comisaria de la exposición, Victoria E. Bonet, ha explicado que se trata de tres pintores "con un estilo muy particular, tres glorias del arte valenciano con un punto en común: los tres hunden sus raíces en una formación academicista que supieron llevar al terreno de la modernidad a lo largo de su carrera. El paisaje fue para ellos un género que les permitió una gran libertad creativa".
A finales de los años 20, Valencia conoce un periodo de revitalización artística. Las exposiciones, las conferencias y las reuniones constituyeron un acicate para la revitalización y dinamización de nuevas vías de producción artística.
Emilio Varela (1887-1951), Genaro Lahuerta (1905-1985) y Juan Bautista Porcar (1889-1974) vivieron esta etapa de florecimiento en la región, se vieron afectados por el conflicto de la Guerra Civil y conocieron una evolución marcada por su formación, su experiencia personal y sus referentes pictóricos.
"En ellos, el paisaje adquiere un particular protagonismo. Aunque se manifieste con temas y estilos diferentes, se puede percibir en sus cuadros un argumento similar de búsqueda introspectiva y esencial", ha añadido Bonet.
La producción paisajística de Porcar, Lahuerta y Varela es fruto de una indagación pictórica que hizo madurar estilos que muestran, en su singularidad, algunos aspectos comunes. Son el testimonio de un relato vital y un itinerario sentimental que se describen a través de cada uno de los escenarios naturales o urbanos.
"UN MOSAICO DE MIRADAS"
Todos ellos constituyen un "mosaico de miradas" que habla de una constante evolución formal, pero también de una admiración profunda por el género. Su producción ofrece un panorama de la riqueza natural de las comarcas y localidades de la Comunitat.
Cuando se celebra el 130 aniversario del nacimiento del pintor alicantino Varela, esta exposición sirve para invitar al resto de la Comunitat a participar de los actos conmemorativos que se están organizando desde Alicante con muestras como la de 'Varela. Un laberinto luminoso', en la que también colabora el Consorci de Museus.
El pintor castellonense Porcar, también escultor y arqueólogo, descubre en el paisaje un medio de investigación y expresión. Se movió, como otros paisajistas contemporáneos, entre pinares, marjales y montañas; sin embargo, sus vistas urbanas encierran un particular interés. En ellas, las vías del tren, los postes telegráficos, los cables o las humildes viviendas de los suburbios dominan la composición.
En el ideario artístico de Lahuerta, la luz, el color y la síntesis plástica son piezas esenciales del arte y de la poética que inspira sus obras. La definición del artista como "puro ojo contemplante" puede justificar que algunos de sus paisajes pierdan el nombre y la localización para recrear una composición anónima donde el cromatismo y el trazo de la pincelada son "su razón de ser".
La muestra se ha presentado asimismo junto a su catálogo, lo que completa el trabajo de investigación en torno a los tres autores y las piezas que se exhiben.