Mariah Carey ha confesado que fue diagnosticada de bipolaridad en 2001 tras ser hospitalizada por un colapso físico y mental. La cantante ha añadido que en ese momento "no quería creerlo" y optó por la negación, pero tras "los dos años más difíciles" que ha pasado, se vio obligada a ponerse en tratamiento, como ha desvelado para la revista People.
"Hasta hace poco vivía en la negación, el aislamiento y en constante temor", ha reconocido Carey, aunque optó por buscar una solución cuando se dio cuenta de que "era una carga demasiado pesada para llevar” y ya no pudo continuar sola. La intérprete también ha explicado el procedimiento que siguió para limitar la enfermedad: “Busqué y recibí tratamiento, puse a personas positivas a mi alrededor y volví a hacer lo que amo: escribir canciones y hacer música".
Carey continúa en terapia y medicada por el trastorno que padece, que le lleva a pasar períodos de depresión e hipomanía y a sufrir irritabilidad, insomnio e hiperactividad. Durante estos años, la cantante se ha sentido “tan sola y triste, incluso culpable de no estar haciendo lo que necesitaba” para su carrera.
La estadounidense ha hecho pública su enfermedad con la “esperanza de que podamos llegar a un lugar donde se elimine el estigma a las personas que pasan por algo como esto”, de lo que ha asegurado que “puede ser increíblemente aislante”.