La cantante Adele ha vuelto una vez más a dejarnos sorprendidos con unas sinceras declaraciones a la revista Vanity Fair en las que abre su corazón y se desprende de una pesada losa.
Una batalla interna que ha llevado a la artista a necesitar terapia en varias ocasiones. Adele ha pasado por alguna que otra etapa oscura en su vida. Una de ellas se produjo tras el nacimiento de su único hijo, Angelo, hace cuatro años, que llevó a la artista a una profunda depresión en la que se sentía mala madre. Un sentimiento de rechazo hacia el hijo que tenía con su pareja, Simon Konecki, y sobre todo, atormentarse pensando que había tomado la peor decisión de toda su vida al ser madre. Una preocupación constante en la que Adele, se atormentaba pensando que estaba haciendo un mal trabajo. Sin embargo, también ha reconocido que no llegó hasta el punto de tomar antidepresivos.
Ahora, cuatro años después del nacimiento del pequeño, Adele tiene un sentimiento totalmente contrario: La artista intenta pasar el máximo tiempo posible junto a su hijo. Y siempre que tiene que hacer un viaje por motivos de trabajo, es incapaz de separarse de él por ninguna razón. Un episodio que le marcó la vida y que ahora le ha hecho mucho más fuerte, siendo su familia lo más importante ante todo.