Crítica | La chica del tren, thriller de papel

EUROPA PRESS - Israel Arias 21/10/2016 10:27

Dirigida por Tate Taylor, responsable de la muy apreciable Criadas y señoras, La chica del tren mezcla infidelidades, violencia, sexo, alcohol y mentiras para armar un maderamen de presuntamente inquietantes tramas y sospechas que se van retorciendo artificialmente y que acaban resueltas de forma simplemente ridícula.

El libreto de Erin Cressida Wilson, encargada de adaptar la millonaria novela de Hawkins y que a la hora de armar una historia turbadora y sórdida logró mejores resultados en, por ejemplo, la ya de por sí mejorable Chloe (2009) o Retrato de una obsesión (2006), se pierde en forzados flashbacks, beodas ensoñaciones y diálogos inverosímiles que se encargan de difuminar cualquier sensación de amenaza o verdadera tensión y convertir el thriller en una soporífera telenovela de sobremesa.

Y así, trufada de personajes reducidos a poco más que clichés con patas y embutida en un efectista y flojo corsé con hechuras de culebrón, avanza anodina e inconsistente la historia de La chica del tren. Una trama que, como su protagonista -una esforzada y desnortada, que no perdida, Emily Blunt- tan pronto se estanca como de repente se precipita, dando tumbos de un lado a otro, hacia su demasiado evidente resolución.