Crítica | Animales nocturnos: diseño, venganza y desesperación

EUROPA PRESS - Israel Arias 02/12/2016 18:14

La infeliz pero lujosa y superficialmente modélica vida de la galerista Susan Morrow (Amy Adams) y la conmoción que la novela que está a punto de publicar su exmarido genera en ella sirven a Ford para jugar hábilmente con la realidad, la ficción y los recuerdos, y poner sus innegables talentos estéticos al servicio de una historia de trasfondo literario, referentes 'lynchianos' y enormes pretensiones en la que mezcla la aséptica, sofisticada y vacía estética de un mundo que conoce tan bien como la palma de su mano -el del arte moderno y el culto a la imagen- con la suciedad y violencia de un terrible y salvaje relato ambientado en mitad de una nada en la que solo hay desierto, polvo, depredadores y desamparo.

Y aunque esta mezcla de opuestos ofrezca, casi inevitablemente, tramos irregulares, y a pesar también de la reincidencia de Ford en algunos paralelismos visuales demasiado obvios, en comparación con el resto del conjunto, lo cierto es que el cineasta y diseñador logra desarrollar, con calculada parsimonia, su doble empeño de forma envolvente e hipnótica pero a la vez fría y desasosegante.

Sensaciones de nuevo encontradas -y de nuevo buscadas- a las que consigue llegar en buena medida gracias los titánicos trabajos de Amy Adams, Jake Gyllenhall, Michael Shannon y Aaron Taylor-Johnson y tras las que el vacuo lujo moderno y el yermo salvajismo desembocan, venganzas mediante, en despiadada y fatalista desesperanza.