Agustín Sánchez Vidal reivindica la cultura agraria en su última novela Viñetas

EUROPA PRESS 30/10/2016 14:34

En una entrevista concedida a Europa Press, Sánchez Vidal ha advertido de que "no propongo una mirada nostálgica, sino moderna" y "no hablo de la vida rural" o de los pueblos, ya que "no todos son agrarios", sino de tener "conciencia de dónde vienen las cosas, del esfuerzo, de la tierra", una cultura que está "en extinción" para ser sustituida por otras "muchos mas fugaces" y que "se están utilizando sin tener en cuenta qué implican".

El profesor, guionista y escritor se ha preguntado si las personas que usan el teléfono móvil "tienen conciencia de que están intermediados, localizados" y "de que en el momento en el que alguien decida cambiar de sistema operativo van a tener que cambiar de móvil".

Además, ha alertado de la "obsolescencia" de la "memoria digital", que "está en precario" porque "no tiene ninguna garantía de duración" ya que actualmente las memorias electrónicas y los discos duros "no garantizan el archivo de la información más de diez años", cuando las inscripciones en piedra o en papiro han perdurado durante siglos, ha apuntado.

En este sentido, ha detallado que "hay dos sistemas experimentales para preservar datos digitales", pero por ahora están en investigación y ha remarcado pueden desaparecer millones de datos sobre "nuestra identidad", con el peligro que esto implica.

Sánchez Vidal ha rechazado la "tecnología por la tecnología", una "valoración excesiva" de la cultura urbana, la dependencia de elementos exteriores por parte de las personas, que "no tienen conciencia de donde vienen las cosas y del esfuerzo que cuestan", "volviendo la espalda a una serie de valores" de forma que "va a llegar un momento en el que la gente no sepa hacer nada por sí misma".

Para el autor, no puede ser que los niños "conozcan todos los modelos de aparatos electrónicos, pero sean incapaces de diferenciar una zanahoria de una patata o un cebollino" porque "si se rompen esos eslabones, nos cargamos el planeta" ya que "creen que no venimos de ningún lado, cuando venimos de algo que ha supuesto el esfuerzo de muchas generaciones", una realidad que "percibo que puede perderse", cuando "es imprescindible hacer compatibles ambos mundos".

ÉPOCA DE CAMBIO

Todo esto se destila en su novela, 'Viñetas', que sucede entre los años 50 y 60 del siglo pasado en España, en un barrio rural de una ciudad de provincias, que no se identifica, "una época en la que España cambió realmente de una vida secular que dependía sobre todo de la cultura agraria a otra diferente", ha relatado el escritor.

También "es una novela de iniciación, en la que se ve como el protagonista, Miguel, ingresa en la edad adulta", que supone "dejar lo que se conoce bien para entrar en la incertidumbre", algo que, a su juicio, también le pasó al país esos años, ha explicado.

"Es una época que conozco bien" y "trato de que los que tenemos todavía fresca la memoria podamos contarlo a quienes ya no lo han vivido", ha apostillado el autor.

Por eso, "el lector se va a encontrar unos personajes y una historia que si se deja llevar por ellos va a conocer todo un vaivén de cosas que sucedieron, cuando este país era completamente diferente a lo que es hoy y a lo que fue la etapa de cambio".

En este punto, ha esgrimido que "cuando los políticos dicen de manera harto ligera que se disponen a hacer segunda transición, no tienen conciencia de cómo fue la primera, que no hicieron ellos".

Sánchez Vidal ha opinado que la clase política dio "forma institucional y jurídica a lo que estaba ocurriendo", pero el cambio del país "tuvo lugar en los años 60, cuando la sociedad española se modernizó por su cuenta", se industrializó y, "a partir del 1964" se impulsó el turismo y hubo un cambio "en la música, el cine, la literatura".

TERRITORIO

La novela mezcla el tiempo presente, en el que Miguel regresa a España tras haber vivido varios años en Estados Unidos, una vez finalizada su carrera universitaria, y el pasado, al que se enfrenta a través de unos dibujos, unas viñetas, que su hermano Antonio, fallecido, le ha dejado y que "lo ancla a ese territorio del que ha pretendido huir".

Sánchez Vidal ha comentado que Miguel, al revisar ese tebeo, "superpone" sus recuerdos a los de su hermano, produciéndose "a veces una lucha entre los dos y ese conflicto es el motor de la novela", el "hilo conductor".

El hermano fallecido, que había sido proyeccionista en un cine de barrio y había regentado una tienda de electrodomésticos, que le permitió ahorrar parar terminar de pagar unas tierras familiares, deja la mitad de estas a su sobrina e hija de Miguel, Julia, una "ecologista confesa", que aplica una agricultura moderna, que "quiere mantenerlas", igual que su tío, mientras que su padre quiere venderlas porque "se quieren recalificar", ha detallado Sánchez Vidal.

El escritor ha opinado que el libro puede gusta tanto a quien ha vivido la España de los años 50 y 60, porque "le servirá para aflorar sus propias vivencias", como a quien no, puesto que habla también del ingreso en la juventud y de "la vida de barrio" de forma "divertida".

De sus personajes favoritos, Sánchez Vidal ha mencionado a Candela, una adolescente "echada para adelante", que "representa el deseo y muchas de las fantasías de los chicos del barrio", situación "que sabe manejar muy bien, aunque ella no sea consciente de sí misma, pero sí del deseo que genera".

Igualmente, ha destacado a la madre de Antonio y Miguel, "un personaje fuerte, que está siempre presente en el texto, una superviviente, que recuerda a toda una generación de mujeres que trabajaron en el campo y en la casa y que normalmente habían perdido hijos". En este caso, "ha salido del pueblo, ha estado en Madrid, pero ha tenido que volver para cuidar de su madre durante la guerra, aunque podría haber llevado una vida mejor".