La Europa de los 27 y su Tratado de Lisboa

CNN+/Cuatro 01/12/2009 11:24

El Tratado de Lisboa entra por fin este martes en vigor tras el largo periplo recorrido desde que el texto que regula el funcionamiento de la nueva Europa de 27 miembros fuera aprobado el 13 de diciembre de 2007 en la capital portuguesa por los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.

La ciudad que le da nombre será el escenario de la ceremonia que festeja el evento en presencia de los principales líderes de las instituciones comunitarias, entre ellos el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Presenta varias novedades

El nuevo texto modifica los anteriores Tratados de la UE y la CE ahora en vigor, pero no los sustituye, y entre las novedades que incorpora, figura la creación del presidente estable del Consejo Europeo, puesto que ocupará el democristiano belga Herman Van Rompuy, y un Alto Representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad Común que será también vicepresidente de la Comisión Europea, cargo que tendrá la laborista británica Catherine Ashton. Van Rompuy tendrá un mandato de dos años y medio y Ashton de cinco.

Además, la nueva Alta Representante se verá apoyada por un nuevo Servicio Exterior, aun en fase germinal, dotado con 50.000 millones de euros hasta 2013, unos 5.000 funcionarios y que, a medio plazo, quiere rivalizar en importancia con el propio servicio diplomático norteamericano.

El Tratado de Lisboa también da mayor protagonismo al Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales. De hecho, la Eurocámara estrenará nuevas competencias sobre legislación, presupuesto y acuerdos internacionales y estará en pie de igualdad con el Consejo en la mayor parte de la legislación comunitaria.

En el caso de los Parlamentos nacionales, a partir de ahora podrán participar más en las actividades de la UE gracias al mecanismo de la subsidiariedad para controlar que la Unión actúe exclusivamente cuando su intervención resulte más eficaz.

Protagonismo de los ciudadanos

Además, incorpora la 'iniciativa ciudadana', que permitirá a un grupo de al menos un millón de ciudadanos de un número significativo de Estados miembros pedir a la Comisión Europea hacer propuestas legislativas. Entre otras cosas, el Tratado de Lisboa prevé explícitamente por primera vez la posibilidad de que un Estado miembro se retire de la Unión.

También establece un método de trabajo más eficaz con sistemas de votación simplificados y el uso de la mayoría cualificada en el Consejo se ampliará a otras políticas para agilizar las decisiones. A partir de 2014 la mayoría cualificada se regirá por el principio de doble mayoría -un 55 por ciento de Estados miembros que representen al 65% de la población-, para reflejar la doble legitimidad de la Unión.

Derechos fundamentales y solidaridad

Aunque no se aplicará en tres países -Reino Unido, Polonia y República Checa-, el Tratado de Lisboa incluye una Carta de Derechos Fundamentales que consolida los derechos civiles, políticos, económicos y sociales de los europeos.

La Unión y los Estados miembros actuarán "con espíritu de solidaridad" si un Estado miembro es objeto de un ataque terrorista, víctima de una catástrofe natural o tiene problemas en el sector de la energía. El Tratado da a la UE más capacidad de actuación en justicia, libertad y seguridad, algo que redundará en beneficio de la lucha contra la delincuencia y el terrorismo.

Lisboa, en fin, quiere hacer de Europa un actor en la escena global, expresarse con más claridad ante sus socios internacionales y fomentar sus intereses y valores en todo el mundo. El hasta hoy Alto Representante para la Política Exterior, Javier Solana, dijo en su última comparecencia ante la prensa que la UE tiene la "obligación de estar preparada para jugar un papel importante en el concierto internacional".