El Dalai Lama ciudadano honorífico de París

CNN+/Cuatro 07/06/2009 21:42

El líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama, ha finalizado su visita de dos días a París en la que ningún miembro del Gobierno le ha recibido y en la que se le ha impuesto la condecoración de ciudadano de honor de la capital francesa. Durante dos días, el Dalai Lama ha multiplicado los actos públicos y reuniones con la comunidad china residente en la capital y también con sus paisanos. Pero el único contacto con la política lo ha tenido en el Ayuntamiento parisiense, donde el alcalde, Bertrand Delanoe, ha cumplido su promesa de hacerle ciudadano de honor. Es la tercera vez que el líder espiritual tibetano visita Francia y el Gobierno galo le ha dado la espalda, temeroso a las protestas de China.

En esta ocasión, el Dalai Lama se ha dado un baño de multitudes en una conferencia que ha pronunciado en un polideportivo y que ha sido seguida por casi 10.000 personas. Allí no ha perdido la ocasión de atacar al régimen chino. Al término de la conferencia el lídr espiritual ha declarado que "las relaciones con el Gobierno chino son difíciles."

El monje budista ha hecho un llamamiento a la Comunidad Internacional para que interfiera en favor del Tíbet. Ha pedido a los asistentes que viajen a la región para que comprueben con sus propios ojos el sufrimiento de su pueblo y ha invitado a Pekín a que abra las puertas del Tíbet si realmente no hay ningún problema como sostiene el Gobierno chino. El Dalai Lama ha afirmado que la lucha del pueblo tibetano continuará hasta que China no rectifique su política.

No es la primera vez

En sus anteriores pasos por Francia, el Dalai Lama también afrontó la frialdad de las autoridades ante la presión china. En octubre de 1996 el entonces presidente Jacques Chirac encargó a su ministro de Justicia recibirle en privado.

En agosto pasado, mientras en China se disputaban los Juegos Olímpicos, el Dalai Lama visitó un templo budista francés y se reunió con la primera dama, Carla Bruni-Sarkozy, y, en privado, con el ministro de Exteriores, Bernard Kouchner.

Esos encuentros levantaron críticas de Pekín, que elevó el tono en marzo de 2008, cuando el Ayuntamiento de París decidió por una corta mayoría nombrarle ciudadano de honor de la ciudad.