Nando Parrado, el hombre al que dieron por muerto en Los Andes por caer en coma 3 días y que sobrevivió gracias al frío

  • Iker Jiménez entrevista a Nando Parrado, supervivientes del accidente de Los Andes

  • Nando Parrado: "Las montañas querían matarnos poco a poco, teníamos que salir de allí"

  • Nando Parrado narra cómo fue su viaje junto a Canessa para salvar a sus compañeros

Iker Jiménez entrevista a Nando Parrado, uno de los 16 supervivientes del accidente de Los Andes. Con el accidente aéreo, Nando sufrió una factura craneal que le provocó un edema cerebral (el cerebro se inflamó). Quedó en coma durante 3 días y sus compañeros le dieron por muerto, lo colocaron en la entrada del fuselaje del avión, expuesto al frío.

Esos días, ni comió ni bebió, lo que hizo que se deshidratara, pero también que el edema no creciera. La baja temperatura hizo que las neuronas dañadas sobrevivieran. Podemos decir que la hipotermia le salvó la vida. Confiesa que, al despertar del coma, oyó una voz que le decía que debía seguir adelante.

La entrevista a Nando Parrado

Que el más dañado mostrara determinación para sobrevivir, animó al resto de sus compañeros: “Hay que superar la paciencia en la naturaleza. Las montañas querían matarnos poco a poco, pero nosotros teníamos que salir de allí lo antes posible. Fue una lucha desconsiderada. Al grupo nos salvó la confianza en los demás y el amor por nosotros mismos… solo así pudimos superar a esa naturaleza casi invencible”.

El viaje de Nando Parrado y Roberto Canessa para salvar a sus compañeros

“A mí me explotó la vida y luego tuve que ver qué hacer con eso”, añade el entrevistado. Nando, junto con el doctor Canessa, emprenden un viaje para salvar a sus compañeros: “Escuchamos en la radio que estábamos abandonados, me dije 'voy a morir… pero lo haré saliendo de acá'. Tenía que esperar a que fuese verano y faltaban dos meses”, nos cuenta.

“Hoy miro hacia atrás y no sé cómo lo intenté. Al pasar las semanas, llega un momento en el que dije que tenía que salir de allí antes de estar más débil y sin comida (…). Cuando llegamos arriba del pico, hay una puerta que no se ve, la de la muerte. Una vez que la pasas, todo vale. Ya estábamos muertos, ya no importaban las horas caminando”.