Los edificios se tambaleaban como si fueran de papel durante el terremoto de México

Si el terremoto te sorprende en un interior, la angustia se multiplica. No hay tiempo para salir y la sensación es que el edificio va a caer.
A la una y cuarto de la tarde hora mexicana todo el mundo estaba en la oficina. Empezaba con un temblor ligero, un balanceo que iba a más y que acababa con la gente, sin tiempo para salir, abrazados en los pasillos.
Imagínense la sensación de ver cómo se cae el techo. Se intenta mantener la calma, recordar los consejos es difícil. Las estanterías de los supermercados vuelan en el momento más potente del seísmo.
Los centros comerciales se vacían, la gente busca el cielo abierto. La vida se interrumpe. México deja de respirar durante un minuto eterno. En los restaurantes, misma sensación. Buscan algo de seguridad debajo de las mesas. Porque esa sensación única, que la tierra se mueva debajo de tus pies, es angustiosa.