“No sabemos el porqué del acoso. Es como un juego, pero un juego que lo machaca”
Guadalupe recibe una llamada de alerta. “Me dicen que tenga cuidado con mi hijo. Que lo están machacando y que puede hacer alguna tontería”.
La persona no se identifica, pero le deja un mensaje claro: su hijo sufre acoso en la escuela. El niño “está todo el día metido en la habitación, que no quiere salir. Que te chilla, que está siempre a disgusto”.
Las vejaciones y los insultos empezaron en los recreos. Pero saltaron al aula después en septiembre porque le tocó compartir clase con los acosadores. “No sé sabe ni el porqué. Es como un juego, pero un juego que lo machaca”, afirma Guadalupe.
El chico paso de ser un buen estudiante, con notas brillantes a no querer ir a la escuela. “Cualquier excusa valía: me duele la cabeza, tengo fiebre…”.
Guadalupe intentó hablar con el colegio en dos ocasiones. Al final la psicóloga que trato a su hijo, le recomendó que dejara de ir a la escuela.
En diciembre, el juzgado de Menores de Badajoz reconoció el acoso y condenó a un compañero a tareas socioeducativas y al pago de una indemnización de 3.000 euros. La sentencia culpa al colegio, lo hace responsable civil subsidiario por no adoptar las medidas de control necesarias.
El menor, que ha cumplido 16, ha cambiado de escuela. A los dos les gustaría saber quién avisó “para darle las gracias. Ayudó a mi hijo, a sacarlo de allí, a hacerle feliz”. Quieren ponerle cara al número oculto que salvo la vida de su hijo.