Esta entrenadora personal utiliza la cámara hiperbárica porque le da la energía suficiente para compaginar vida laboral y social. Cada sesión cuesta en torno a unos 80 euros y ella afirma que "es adicta" a esta terapia. Tiene efectos beneficiosos para la salud pero si se está demasiado tiempo en la cámara podría intoxicarse.