'Conexión Samanta' descubre las trabas a la investigación científica en España

cuatro.com 05/02/2014 01:47

" Para que yo sepa lo que sé, el Estado español se ha gastado en mí más de medio millón de euros" nos cuenta Andrés Moya, a punto de dejar su trabajo como investigador en el CSIC. Asegura que si un científico quiere mantener esta actividad y quieres seguir haciendo ciencia tiene dos opciones: o emigrar al extranjero, o cambiar de actividad. Todo el dinero invertido en él es una perdida, ya que no se plantea retomar su trabajo como astrofísico "a mí el saldo neto me sale negativo", nos explica, " yo pago por trabajar". En cualquier caso, la ciencia evoluciona tan rápidamente que abandonarla significa en la mayor parte de los casos no volver. "Tienes que estar constantemente estudiando y formándote", nos cuenta Andrés, "a nada que pares, los demás siguen corriendo y pierdes el tren".

Rubén: "Aunque pudiésemos volver, es un suicidio profesional"

Marian es doctora cum laude en bioquímica y biología molecular, se dedica a estudiar en la Universidad Rockefeller de Nueva York los procesos febriles que ocurren en diferentes niños con autismo e intenta comprender por qué después de esos procesos de fiebre, los niños se comportan de mejor forma. Su problema es que en unos años, no podrá tener su plaza en Nueva York y seguir investigando."Lo que no es normal es lo que nos estamos encontrando desde aquí fuera. Hay una gran cantidad de científicos que ya deberían haber vuelto a España, y se están quedando aquí". Marian nos presenta a su compañera Bea, que lleva dos años haciendo un doctorado: "No lo cambiaría por nada del mundo". Ambas nos explican que la universidad les financia parte del alojamiento en función de sus ingresos.

Rubén es otro compañero de Marian que no se plantea volver a España por la falta de oportunidades: "Aunque pudiésemos volver, es un suicidio profesional". Tal es la situación de la ciencia en nuestro país que, como nos cuenta Marian, "los pocos que han conseguido una beca Ramón y Cajal ahora mismo no tienen donde ejercer". Además, la ventaja que tienen en Estados Unidos es que están exentos de pagar tasas durante dos y cinco años, y las Universidades que les acogen se ocupan de su alojamiento.

Los que se quedan, sin recursos suficientes

Rebeca Andradas, madre de familia afectada por la enfermedad junto a sus hijos de doce, cinco y tres años nos relata hasta qué punto necesitan el trabajo de investigadores de la HHT. En octubre se quedan sin prácticamente gente que sigan avanzando (Telangiectasia hereditaria hemorrágica). Sufren sangrados nasales, pero también pueden tener malformaciones arteriovenosas en órganos vitales: "Es una enfermedad rara pero la podemos tener hasta 8.000 personas en España".

Luisa Botella es doctora en biología molecular en el Centro de Investigaciones Biológicas de Madrid. Lleva más de 25 años dedicada a la investigación científica, 10 de ellos estudiando el síndrome HHT en profundidad, materia en la cual es todo un referente a nivel mundial. "Me da mucha rabia", comenta con Samanta, " que se desmonte la estructura de un grupo de trabajo que se nos ha considerado como ejemplares en las enfermedades raras". Se presentó a un concurso de televisión en el que ganó 15.000 euros, destinándolos a la asociación del HHT, específicamente para el contrato de personal para continuar el trabajo en el laboratorio. Para continuar con sus investigaciones durante un año más, debe conseguir 50.000€ que no aportará el Estado. Luisa ha tenido la oportunidad de irse fuera, pero su sitio está aquí, en España. Rebeca y su marido cuentan lo pendiente que está Luisa de ellos y su enfermedad. "Luisa podría estar trabajando en otro país con más sueldo y menos problemas, con financiación; y aquí sigue con nosotros"

Prestigio y premios, con reconocimiento fuera de nuestras fronteras

Rafael Yuste es un neurólogo español que trabaja para la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos). Recientemente la revista Nature, una de las más importantes a nivel mundial sobre investigación, le ha nombrado uno de los 5 científicos más destacados de 2013. No es para menos, sus estudios sobre el mapa del cerebro humano, "Brain Activity Map", llamaron la atención de la mismísima oficina de Ciencia de la Casa Blanca. "Se podrán empezar a descifrar procesos mentales, leer la mente a la gente". Tras su éxito, ningún cargo del Gobierno o Ministerio español se puso en contacto con él: "La ciencia tiene que ser una de las prioridades de los gobiernos".

Según la Federación de Jóvenes Investigadores, más de 800 doctores salen cada año del país. La inversión del Estado en su formación a través de becas y ayudas para cursar estudios internacionales de doctorado se convierte en un gasto a fondo perdido cuando los investigadores sólo encuentran salida a su trabajo en el extranjero. Publicar en la revista 'Cell' es lo que más ansía todo científico, y Marian lo ha conseguido en un año y medio, cuando la media es de cuatro. El país que acoge a estos científicos termina siendo el beneficiario de esta inversión: "Es verdad, soy española, pero tengo más que firmado que todo lo que descubra pertenece a Rockefeller, y Rockefeller es Estados Unidos. Realmente no es ciencia española". Todos sus avances en investigación sobre el síndrome de Rett tendrán una patente estadounidense. " Toda la inversión, la inyección de dinero que se ha puesto, el que una persona llegue aquí a Rockefeller desde España para hacer investigación, es brutal".

Para un investigador los beneficios de trabajar en un lugar como Estados Unidos son enormes en comparación con España. "Aquí, en un laboratorio, todo lo que necesitas lo tienes al día siguiente" nos comenta África, una amiga de Marian, también investigadora. "Hay mucha competencia", pero cuentan con una gran inversión privada, y los investigadores disponen de beneficios fiscales.

Ángel Pellicer, un prestigioso investigador de oncología molecular también trabaja en Estados Unidos desde hace 37 años. El presupuesto de su laboratorio, dedicado a profundizar en los efectos positivos del comportamiento y alteración de un co-gen involucrado en la leucemia humana, asciende a medio millón de dólares anuales, una cifra ni remotamente soñada por los científicos españoles que trabajan en nuestro país. "La sanidad es muy importante, la educación es muy importante, el desempleo" comenta con Samanta, "pero yo creo que habría pocas cosas más, más importantes que la investigación".