Esperanza Aguirre no es la única que libra una guerra sin cuartel contra los grafitis. Por todo el mundo, son muchos los ayuntamientos que no están dispuestos que el arte de unos, ensucie las paredes de otros. Una rigurosidad que nuestro protagonista de hoy está utilizando a su favor. Lo que ven es la obra de Wansky, un artista de la carretera. Wansky se dio cuenta de que cada vez que pintaba alguna obscenidad en una pared, a penas duraba un par de días ¿Qué pasaría si rodease los baches de la carretera de gigantescos penes? ¿Correrá el ayuntamiento a taparlos? Pues parece que sí. Tal ha sido su éxito, que ya le están llegando propuestas para exponer su obra por todo el mundo.