Las carencias de los Merino respecto a su unión familiar es objeto de duda para la tribu. La carisma de de Carlos no es compartida por los hijos de Marisol, y la tribu pretende que todos saquen el valor de la unidad familiar a través del esfuerzo y el trabajo: “Debéis demostrarnos que sabéis hacer las tareas sin ayuda y en familia. Si estáis unidos os irá bien”.
Ninguno de los hijos Merino considera al marido de su madre como su padre, ni Carlos sabe qué puesto ocupa en la familia, y hasta la tribu de ha dado cuenta de esta situación: “Vuestras vidas han cambiado para siempre. No sois los mismos que llegaron por el río pero camino todavía no ha terminado y debéis seguir trabajando y aprendiendo”.
Desde ahora, Carlos comenzará a ejercer como cabeza de familia y tendrá que asumir la responsabilidad de coordinar que todas las tareas se cumplan sin fallos. La tribu pretende que Maikiva, (Carlos), se vaya haciendo poco a poco con ese papel de líder dentro de la familia. Tal y como está establecido en la jerarquía de la tribu.
De momento, Carlos deberá enfrentarse a dos problemas. Primero, que los chicos tengan más respeto por la caza y actúen en consecuencia. Y segundo, que Marisol y Cristina dejen de chocar cuando se les pide que trabajen solas: “Una Shiwiar escucha cuando le enseñan a trabajar. Pensamos que podíais trabajar solas, pero nos equivocamos. Siempre os estáis peleando, y si os peleáis el trabajo queda mal”. Cristina y Marisol no se ponen nunca de acuerdo y siempre ponen la nota discordante en sus labores, lo que crispa a las mujeres de la tribu.