El miembro del cuerpo policial británico que ha desatado la polémica, ha sido Simon Letchford, quien asegura que esta medida podría ayudar a reducir el coste de los tratamientos por accidentes y emergencias de personas que se han sobreexcedido en el consumo de alcohol, según recoge el ‘Daily Mail’.
Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar, dado que la policía difícilmente podría probar quién ha sido la persona que le ha comprado a una persona borracha la bebida. Una de estas críticas ha sido formulada por un miembro del partido conservador, Andrew Griffiths, quién ha afirmado que es una “idea ridícula”, ya que sería una “pesadilla burocrática” y “totalmente imposible de hacer frente”.
Además, muchos afirman que esto sería un golpe para los negocios de la noche, ya mermados porque los clientes entran bebidos a los locales. De momento, todo parece quedar en una propuesta, pero, cuanto menos, la polémica está servida.