La razón de ello es que la diferencia entre una dosis terapéutica y una que es tóxica es muy pequeña en el tamaño, pero muy grande en el perjuicio que puede producir en nuestro cuerpo, según indican investigadores en la revista de Enfermería Avanzada ‘Journal of Advanced Nursing’, tal y como explica Noticias24.
Charlotte Verrue, la doctora que ha dirigido el estudio, asegura que existen muchos motivos por los que la gente hace la división de las pastillas: “Se hace para aumentar la dosis, para poder tragar con más facilidad las pastillas y para ahorrar dinero tanto por parte de los pacientes como de los médicos”.
El problema, según la doctora Verrue es que “la división de las pastillas a menudo resulta realizarse en tamaños desiguales, por lo que una cantidad sustancial del fármaco puede perderse durante la división”. Además, para intentar que esto no ocurra propone que “los fabricantes farmacéuticos introduzcan una mayor variedad de dosis y formulaciones líquidas para que la división de pastillas se vuelva cada vez más innecesaria”.
Por otra parte, Nina Barnett, especialista de la Real Sociedad Farmacéutica ha indicado que los farmacéuticos suelen recomendar hacer esa división de las pastillas. Aunque hacen esto porque no existe otra alternativa posible para tomar diferentes dosis: “Existen situaciones en las que los pacientes requieren una dosis de medicamento que sólo puede ser obtenida cortando la pastilla”.