Los cuatro de Bombay

Raquel Sánchez Silva 30/11/2009 02:41

“¡Qué día de emociones Carmela!”-decía Antonio. ¡Qué noche de emociones!-añado. Tenemos finalistas de La Ruta del Himalaya. Carmela y Antonio y Fran Merino disputarán la gran gymkhana de Bombay en busca de la victoria y el honor de ser los ganadores de Pekín Express. Dos parejas completamente diferentes. Una de ellas, la formada por Fran y Merino, ganadores de cuatro amuletos, y Carmela y Antonio con siete amuletos (dos que ganaron ellos y cinco que han recibido de Enrique y Manolo y Los Juanes). Carmela y Antonio han acumulado todos los amuletos que han ido dando las parejas eliminadas, eso dice mucho del cariño que han despertado en sus compañeros. También es lógico que Fran y Merino hayan despertado más recelos por sus continuas victorias y su aplastante superioridad en la mayoría de los juegos de inmunidad. Lo cierto es que las dos parejas han llegado hasta Bombay porque son las más fuertes, cada una por los elementos que las han hecho finalistas. Como directora de carrera creo que estos elementos son: la competitividad de ambas parejas y por un lado, la fuerza de Fran y Merino y, por el otro, el buen humor de Carmela y Antonio. Llegan a la final dos parejas amigas que se han querido y cuidado durante el viaje (más allá de los piques de Antonio que vienen y van). Para mí, cuatro increíbles finalistas a los que adoro y agradezco su enorme espíritu aventurero que ha venido a demostrar que sólo aquellos que respetan la aventura y disfrutan de ella, merecen llegar a la final de Pekín Express. Ambos serían unos campeones de los que me sentiría para siempre orgullosa y de los que presumiría como directora de la carrera. Son un ejemplo de superación, amistad y adaptación al medio. Los cuatro son estupendos y los quiero pero ahora tendrán que darse la espalda durante una jornada de locura. En Bombay, sólo habrá una pareja vencedora de Pekín Express.

Habréis notado la tensión que había en el ranking. La llegada a meta fue ajustadísima. Fran y Merino estaban realmente nerviosos e inseguros. Los Juanes confiaban en haber superado sus desventajas en la carrera. Y estuvieron a punto. Finalmente, Fran y Merino pisaron antes la alfombra de la semifinal.

En ese momento de euforia, Fran le ha gritado a Carmela y Antonio “Os vamos a machacar” y el pique de la final ha comenzado. Ya ha prendido. La mecha ya está ardiendo y puede hacer que su buen rollo salte por los aires. Los Juanes con su entrega de amuletos a condición de que Carmela y Antonio cedan, al menos uno de ellos, al orfanato de Nepal también han provocado más de un comentario. Antonio no quiere entregarlos “yo debo mucho dinero, tengo trampas para leones…”. Fran y Merino los critican por pedirlo “que regalen su dinero, no el de los demás”. Carmela está dispuesta a hacerlo.

Juan Jr ha dicho algo que es completamente cierto. No hay eliminación más dolorosa en Pekín Express que la de la pareja que se queda a las puertas de la final. A un tiro de piedra de Bombay. En el ranking, ya habían asumido esa posibilidad pero fue en la misión de las ruecas en donde Juan hijo se vino abajo y nos dejó mucho más que su llanto. En mi opinión, su absoluta admiración por la carrera. A ambos, padre e hijo, como ya hice entonces, les agradezco su entrega y su disciplina. Su aceptación y comprensión. Nunca olvidaremos su agonía cuando se perdieron en las minas de sal. Sufrieron mucho. Siempre estarán en el podio de La Ruta del Himalaya.

El juego de inmunidad nos ha permitido entrar en una de las zonas más pobres de la ruta y vivir junto a las parejas una noche única con lo mínimo. Ha sido precioso. En el juego, la maña ha sido más importante que la fuerza. Carmela y Antonio, finalistas de Pekín Express.

Y por encima de toda la tensión, la buena suerte que portaba Mayuri y que ha dado a Carmela y Antonio su pase a la final. Mayuri con sus caricias y besos a Antonio y su sonrisa permanente ha sido el aire y la risa en esta semifinal. Su fiesta, Antonio con el sari, la música, la alegría… ¡Viva Mayuri! Pieza clave en esta semifinal.

Aquí estamos a las puertas de la final. Todo puede ocurrir. No puedo escribir mucho más porque me muero de pena y emoción. No quiero que se acabe pero, a la vez, quiero que vivamos juntos este magnífico episodio lleno de emociones, tensión, rivalidad, incertidumbre y caos. Pase lo que pase, suerte a los aventureros. Nos vemos en Bombay, en la gran final de Pekín Express: La Ruta del Himalaya.