Cómo hacer yoga facial: la rutina de Cleopatra para estimular la producción de colágeno en 10 minutos diarios
El yoga facial cada vez tiene más adeptos por su capacidad de tonificar músculos, estimular la circulación y favorecer la producción de colágeno
Si trabajas sentado, seguir estas recomendaciones puede salvar tu espalda
¿Quién no quiere tener una piel firme y menos arrugas? Para ello se invierte mucho en cremas carísimas, sérums con todo tipo de activos y, por supuesto, los retoques estéticos. Pero, el secreto de una piel estupenda puede ser más sencillo que todo eso. El yoga facial se ha convertido en tendencia mundial, con miles de seguidores que aseguran que tan solo dedicando unos minutos al día para hacer su rutina facial, puede ser un antes y un después en cómo se envejece.
No es casualidad que algunos lo llamen la “rutina de Cleopatra”. La reina egipcia pasó a la historia como una de las más poderosas del antiguo Egipto, pero también como un icono de belleza. Realmente no hay pruebas de que la faraona practicara yoga facial, aunque sí se sabe que cuidaba con mimo su imagen y recurría a rituales para mantener su piel luminosa y joven.
Hoy, la ciencia empieza a respaldar lo que antes sonaba a truco casero: ejercitar el rostro puede mejorar la elasticidad muscular, estimular la circulación y favorecer la producción de colágeno, la proteína clave para evitar la flacidez. Lo mejor es que para conseguirlo solo se necesitan 10 minutos diarios frente al espejo.
¿Qué es el yoga facial y qué relación tiene con el colágeno?
El yoga facial es un conjunto de ejercicios, estiramientos, masajes y movimientos faciales conscientes (y respiraciones) que están destinados a trabajar los músculos que usan nuestras expresiones faciales, mejorar la circulación sanguínea, reducir la tensión muscular y estimular la piel y los tejidos que la sostienen. Algunos sostienen que puede aumentar la producción de colágeno, mejorar la textura, disminuir arrugas al relajar los músculos tensos y “restaurar volumen” en zonas en las que la flacidez ya ha hecho de las suyas.
Un estudio muy reciente, exploró los efectos de un programa intensivo de yoga facial durante 8 semanas en mujeres de mediana edad. Los resultados mostraron mejoras en la elasticidad de músculos faciales y disminución de la rigidez en algunos músculos superficiales. Esta mejora de elasticidad sugiere que los ejercicios faciales pueden tener un efecto sobre el tejido conectivo de la piel, lo que hace que se mantenga el colágeno.
Beneficios comprobados y precauciones del yoga facial
Antes de incorporar el yoga facial a la rutina diaria, conviene conocer lo que está realmente demostrado y lo que necesita aún más estudio.
Los beneficios que se han observado del yoga facial son: mejoras en elasticidad de los músculos faciales, midiendo con instrumentos objetivos la rigidez, tonicidad y elasticidad de los músculos; apariencia de menor flacidez, más firmeza en mejillas y contornos faciales tras varios meses de rutina regular, y mejora en la textura de la piel, sensación de piel más tersa y mejor circulación, lo que hace que ayude a una mejor oxigenación y posiblemente un soporte mejor para colágeno y elastina.
En cuanto a las limitaciones o precauciones que hay que tener en cuenta que estos beneficios visibles se aprecian tras semanas o meses de práctica regular, no es algo inmediato y requiere constancia; el yoga facial no va a corregir alteraciones más profundas de la piel como arrugas más profunda, daño solar severo, pérdida de hueso facial o grasa, se trata de un complemento o del sustituto de un profesional de la medicina; por último, hay una saturación respecto a sus expectativas, algunas afirmaciones como “lifting sin cirugía” quedan totalmente fuera de los resultados de los estudios realizados.
La rutina de yoga facial de 10 minutos diarios
Para practicar yoga facial solo se necesitan las manos, una crema hidratante o aceite facial y un espejo para poder controlar los movimientos. Las manos deben estar limpias y la piel hidratada para que el masaje sea eficaz, pero también agradable. Se puede practicar cinco veces a la semana. Si se realiza por la mañana es ideal para energizar el rostro, desinflamar, y empezar el día con energía, y por la noche es perfecto para liberar la tensión acumulada, sobre todo en mandíbula y frente, y favorece la absorción de los cosméticos que se vayan a aplicar en la rutina nocturna.
Si se es constante y se realizan los ejercicios adecuados, diez minutos son suficientes para notar resultados. El yoga facial es como cualquier otra manera de entrenamiento, se necesitan sesiones cortas y específicas realizadas de manera habitual. Se deben activar los músculos correctos y realizar una combinación de tonificación con técnicas de relajación. Los tres ejercicios esenciales serían:
Para las mejillas y boca
Se debe abrir la boca ampliamente y formar una “O” apretada con los labios, manteniendo la mandíbula en esa posición abierta. La piel de alrededor de la boca y las mejillas debe estar lisa y tensa. Se debe evitar sonreír o llevar las comisuras hacia fuera mientras se realiza. Se mantiene esa “O” estrecha y se cubre suavemente los dientes con el labio superior. Esta posición debe ser mantenida durante 10 segundos, relajar y repetir tres veces.
Para la mandíbula y parte inferior del rostro
Se debe abrir la boca y enrollar los labios hacia dentro, cubriendo los dientes. La zona debe mantenerse tensa. En esa posición, se abre la boca lentamente en 5 segundos, y se va cerrando lentamente sin llegar a cerrarla del todo en, también, 5 segundos. Este movimiento debe ser repetido diez veces. Después, se eleva ligeramente la barbilla, y se vuelve a repetir otras diez veces. Una vez hecho, hay que relajar y volver a la posición inicial.
Para los párpados
Se debe formar una “V” con los dedos índice y corazón de ambas manos. Se coloca el dedo corazón en el interior del ojo y el índice en el exterior. Hay que mirar al frente, entornar ligeramente los ojos durante dos segundos y relajarse. Este ejercicio debe repetirse diez veces. Hay que asegurarse de que la frente permanece relajada, para ello se puede utilizar el espejo y así comprobar que no salen arrugas. Las cejas deben quedarse inmóviles, ya que el trabajo es de los párpados. Esta secuencia se debe repetir tres veces.
