Los contratos de renta antigua: un foco creciente de fraude que ya investigan detectives
Los bajos precios que mantienen estos contratos favorecen fraudes como ocupaciones encubiertas y subarriendos ilegales
Actualmente permanecen activos entre 130.000 y 200.000 contratos
Los contratos de renta antigua, firmados en España antes de 1985, siguen siendo hoy un privilegio para quienes los disfrutan, pero un quebradero de cabeza para muchos propietarios. Actualmente permanecen activos entre 130.000 y 200.000 contratos, es decir, entre el 3 % y el 4 % del mercado del alquiler, concentrados sobre todo en Madrid y Barcelona.
En zonas donde un piso puede alcanzar los 2.000 euros, estos inquilinos pagan solo 200 o 300 euros, una diferencia que alimenta la picaresca.
Cuando el inquilino original fallece o abandona la vivienda, algunos familiares intentan mantener fraudulentamente el contrato. Para entender cómo se destapan estos casos, acompañamos a Daniel Fontanals, detective privado especializado en este tipo de investigaciones.
“Nos contactó el cliente, que hacía mucho tiempo que no podía contactar con su inquilino y hemos descubierto que se ha mudado a su pueblo natal de Córdoba y quien está residiendo es su hijo”, explica. Y añade: “Y eso es ilegal. No hablamos de gente vulnerable, sino de gente que comete fraude”.
Cómo se caza el fraude
Fontanals nos muestra la rutina de su trabajo. Frente al edificio vigilado, señala: “Mira, esta es la persona que está viviendo en el piso, así que esta es más o menos la hora que suele salir”. Las guardias pueden ser largas: “Haciendo una vigilancia podemos estar hasta 12, 14 horas”, afirma.
Tras cerca de una hora de espera, el hombre aparece y el detective recopila las pruebas que después se presentan ante un juez. Su explicación es clara: “Se convierte en fraude en el momento en que deja de residir en la vivienda el inquilino protegido por la ley de arrendamiento anterior a 1985”.
El detective reconoce que el fraude puede llegar a extremos sorprendentes. “Hemos encontrado personas que llevan fallecidas hasta 15 años y disfrutaban del piso los hijos por seguir pagándose la cuota más pequeña”. Y el fraude no se limita a la ocupación irregular: “Subarriendo también, muchas veces a personas desconocidas o conocidas”, apunta.
En la misma calle donde trabaja actualmente, recuerda una vivienda de 400 metros y seis habitaciones que los hijos del inquilino fallecido llegaron a subarrendar por 900 euros cada habitación, mientras seguían pagando una renta antigua.
