Economía del talento: cómo funciona este enfoque para identificar a personas excepcionales
La economía del talento busca encontrar y potenciar a jóvenes con capacidades excepcionales desde edades tempranas para impulsar la innovación y el desarrollo económico de los países a largo plazo
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Para destacar en el fútbol, Messi necesitaba talento natural, pero también tener la oportunidad de entrenar desde bien pequeño. Se trata de una combinación de talento y trabajo. Lo mismo pasa con las mentes brillantes en matemáticas o ciencias: si no se les identifica a tiempo y se les proporciona la formación adecuada, pueden correr el riesgo de permanecer invisibles. Así lo afirma el economista Ruchir Agarwal, cofundador del Global Talent Fund y profesor en Columbia quien insiste en que no se debe permitir que se desvanezcan los “genios invisibles”.
Con la economía del talento, un nuevo campo dentro de la economía del desarrollo, se busca detectar, apoyar y conectar a estudiantes excepcionales con oportunidades universitarias de élite. Aunque aún es incipiente y carece de datos definitivos, ya ha impulsado iniciativas concretas para ofrecer becas y acompañamiento académico a jóvenes con gran potencial.
El fondo de que busca a los futuros Einstein
En 2023, Argarwal y sus colaboradores crearon el Global Talent Fund (GTF), con el objetivo de identificar adolescentes excepcionales, sobre todo medallistas de olimpiadas internacionales en matemáticas y ciencias, para facilitarles acceso a estudios universitarios de alto nivel, en alianzas con Cambridge, Oxford, el MIT y otras instituciones de élite.
El programa estrella, conocido como BIG (Backing Ingenuity for Growth), financia estudios de pregrado completos a medallistas de olimpiadas, buscando además del rendimiento académico, valores como el liderazgo, la colaboración y el compromiso social.
Por el momento, los beneficiarios reflejan la diversidad geográfica del talento. Dos de los ejemplos más recientes son la brasileña Brilhana Kochloukova, ganadora de medallas en la Olimpiada Europea Femenina de Matemáticas (EGMO), y Manuel Cabrera, joven salvadoreño apasionado por algoritmos y ciencias. Ambos estudian en universidades como Cambridge o Edimburgo gracias al apoyo de este fondo.
¿Por qué es tan importante actuar temprano?
La justificación no es meramente educativa, sino también económica. Más del 90% de los jóvenes del planeta vive en países en desarrollo, pero la mayoría de Premios Nobel y descubrimientos científicos provienen de EE.UU., Europa o Japón. Si no se es capaz de detectar el talento precozmente, también en estos otros países, y por tanto, no tienen recursos, formación o redes de apoyo, el mundo pierde oportunidades clave para la innovación. Agarwal compara: “Si un joven capaz de avanzar en energía de fusión o tratamientos médicos nunca encuentra mentores, redes o recursos, lo que el mundo pierde es incalculable”.
Desafíos y críticas del enfoque
Sin embargo, este modelo no es universalmente aceptado. Algunos economistas, como Mariana Mazzucato, advierten que depositar la innovación en “genios solitarios” ignora el papel del Estado, la inversión pública y el esfuerzo colectivo en la creación de conocimiento.
Además surge un problema ético, ya que priorizar a unos pocos talentos podría aumentar la desigualdad educativa y científica. Otro riesgo muy común es la llamada fuga de cerebros: los estudiantes brillantes que obtienen becas y se forman en el extranjero, luego no suelen regresar a sus países por falta de oportunidades en ellos.
Global Talent Fund y otras organizaciones tratan de disminuir este problema facilitando redes colaborativas y proyectos que vinculan los becados con iniciativas de desarrollo local, aunque los resultados a medio plazo aún están por verse.
Una estrategia complementaria: talento + Estado
Uno de los principales desafíos que enfrenta la economía del talento es evitar que se convierta en una iniciativa elitista o desconectada del desarrollo estructural de los países. Debido a esto, son cada vez más expertos los que defienden un enfoque complementario, en el que la identificación de estos jóvenes excepcionales se integre en estrategias nacionales de educación, ciencia y tecnología.
El modelo no debe centrarse únicamente en detectar “genios individuales”, sino en crear sistemas que sean capaces de nutrir y retener talento desde la base. Esto implica invertir en la formación de docentes, ampliar el acceso a programas de alto rendimiento en centros públicos y fortalecer redes locales de investigación e innovación. Si el Estado no proporciona un entorno propicio para que el talento florezca, para luego contribuir con su país, estos esfuerzos corren el riesgo de alimentar la fuga de cerebros.
Varios economistas insisten en que la verdadera innovación es el resultado de un esfuerzo colectivo y sostenido. Países como Finlandia, Corea del Sur o Estonia han conseguido destacar en ciencia y tecnología no por la existencia de programas aislados para estudiantes brillantes, sino por sus políticas públicas coherentes y enfocadas en el largo plazo.
Por esto, una estrategia eficaz debería ser la combinación de becas internacionales con compromisos de retorno o colaboración para fomentar vínculos entre universidades extranjeras y centros locales e incluir el talento precoz como un eje clave en los planes nacionales de desarrollo. También es fundamental descentralizar los esfuerzos: muchos talentos se encuentran en zonas rurales o desfavorecidas, lejos de las ciudades donde se encuentran la mayoría de oportunidades.
