Hartazgo en Santo André de Teixido por las tradiciones inventadas de los peregrinos: "Dejan bragas colgadas"
Los turistas tienden a dejar algún pañuelo colgado o amontonar piedras y a gran escala es insostenible
La masificación de peregrinos del Camino de Santiago aumenta junto a las protestas de los vecinos
A CoruñaPapeles, pañuelos, mascarillas y calcetines, todos ellos colgados en alambres. Es una imagen que, desde luego, no encaja con la belleza del entorno natural en el que se encuentra la aldea de Santo André de Teixido, en el concello de Cedeira, en Galicia. Los restos que los turistas y peregrinos dejan de forma simbólica a su paso por la localidad, informa Laura Queijeiro en el vídeo, están levantando las quejas de los vecinos.
Frente al santuario de la aldea se ha elevado una especie de 'milladoiro' o mojón, en castellano. Un montículo de piedras que van apiñando una a una los peregrinos, dejando constancia de su presencia individual, que se convierte en problema al volverse colectiva. Ambas son falsas costumbres inventadas del Camino de Santiago y la Asociación para a Defensa do Patrimonio Galego quiere erradicarlas.
Una falsa tradición inventada por turistas que tiene consecuencias negativas
Como los candados en los puentes de París o Venecia, los turistas siempre encuentran la forma de recordar que "han estado ahí". Y esta vez "ahí" es en Santo André de Teixido. No se sabe quién lo empieza pero todos le siguen. “Al final uno ve que hay pañuelos colgados y dice 'pues voy a colgar yo también, será la tradición'”, afirma un visitante almeriense a Noticias Cuatro. Nada más lejos de la realidad, es una práctica creada por los propios peregrinos que los vecinos no reconocen como parte de la tradición.
Antonio Rúa Saavedra es el párroco de San Andrés de Teixido. Asegura que, en las verjas o los alambres que delimitan los prados del pueblo, aparecen colgados "pañuelos, pañales, bragas de las mujeres y hasta calzoncillos. De todo lo habido y por haber". Algo que está provocando malestar entre quienes viven en el pueblo o cerca. “El papel se rompe y se moja, al final es una guarrada”, apunta una local, mientras otra recuerda que “no es ninguna tradición de los antepasados, es algo que no es higiénico”.
El santuario ya tiene su propia historia
Los rituales típicos del santuario y del pueblo se ven desvirtuados por estos otros inventados por los turistas. Existe la tradición de "pedir un deseo y a continuación beber de los tres caños" de la fuente del lugar, relata un anciano. Pero los peregrinos se decantan por algo que ya molesta en playas de toda Galicia. "Han empezado a apilar piedras en los muros de entrada a la iglesia”, añade.
Sergio Muíño es el fundador del proyecto ‘Eu fun de vivo’, que organiza visitas guiadas en la aldea. "No vamos a cuestionar por supuesto la fe, la creencia ni el motivo, pero sí que es verdad que pueden tener un impacto en el santuario y en el patrimonio, porque al final se amontonan en las puertas, en la arquitectura", explica. Y es que, aunque cada uno deje una, no son dos ni tres las que se juntan. "Después de ti va a haber mil piedras más", asevera Muíño.
Saavedra se lamenta de tener que sacarlas. No porque le suponga trabajo, sino porque le duele: “Cada una tiene su intención, y yo no puedo saber cual es”. Pero sabe que tiene que ser así. Este lugar bellísimo y sagrado solo pide respeto, más allá de modas o de selfis.
