¿Cómo gestionar el síndrome del nido vacío que padece David Beckham?

Los hijos mayores de David y Victoria Beckham ya se han independizado y en casa solo queda la pequeña Harper de 13 años
En el síndrome del nido vació los padres padecen sentimientos negativos como soledad, desánimo o tristeza al verse solos en casa sin sus hijos
Por qué las madres que conviven con hijos mayores de 30 ven su salud mental afectada
MadridEl 2 de mayo David Beckham cumple 50 años orgulloso de su familia y de cómo se encuentra física y mentalmente. Exfutbolista, empresario, presidente y accionista del Inter de Miami, millonario, y, por supuesto, padre de familia numerosa. En las últimas declaraciones que ha realizado en una publicación internacional deja entrever que le está costando acostumbrarse a que tres de sus cuatro hijos ya no viven en casa de modo que podría estar ante el síndrome del nido vacío, según los expertos. En Cuatro hemos qué es y cómo gestionar el síndrome del nido vacío que padece David Beckham.
En 1999 David Beckham y Victoria Adams se dieron el sí quiero y como en los cuentos de princesas “fueron felices y comieron perdices”. La pareja, que ya era conocida en todo el mundo, él como futbolista y ella como cantante de las Spice Girls, sigue paseando su relación despertando envidias. En mayo de 2024 el diario The Times valoró la fortuna de ambos en unos 575 millones de dólares, una cifra que crece gracias a los contratos de publicidad y a los negocios de los dos. En el caso de ella, lanzó una línea de moda bajo su mismo nombre que le ha supuesto bastantes quebraderos de cabeza. Sin embargo, parece que todo se está recolocando porque en los últimos años la marca Victoria Beckham está consiguiendo hacerse su hueco en el complejo sector de las insignias de lujo y obteniendo rentabilidad.
Volviendo a la familia Beckham, los hijos mayores Brooklyn (24 años), Romeo (20 años) y Cruz (18 años) ya se han independizado. Al matrimonio se le está quedando grande su increíble casa porque ahora solo vive con la pequeña Harper, que en julio de 2025 cumplirá los 14. La revista Menshealth.com entrevistó a David Beckham en febrero pasado y él mismo adelantó que a la pequeña de los hermanos le quedan unos pocos años para terminar la escuela y marcharse. Según sus palabras, “todavía no hemos llegado, pero la verdad es que es doloroso”. Tal como afirma, “hemos pasado de tener cuatro en casa a uno”.
Llama la atención que el exfutbolista siempre ha reconocido que es un “maniático del orden”, algo muy difícil de conseguir con cuatro hijos. David Beckham reconoce con tristeza que hasta echa de menos el desorden de sus habitaciones. “¡Lo que daría por recuperarlas y poder entrar y quejarme con ellos! Dicho esto, mis chicos son bastante buenos. Siempre me invitan al bar cuando salen con sus amigos”, comenta en la revista.
Claramente, a David Beckham se le está empezando a echar la casa encima, aunque la pequeña de los hermanos siga viviendo con el matrimonio. A este conjunto de sentimientos negativos que experimentan los padres cuando los hijos se van a estudiar fuera o se independizan los expertos los agrupan bajo el paraguas del síndrome del nido vacío. Se trata de tristeza, soledad, desánimo, vacío, inutilidad o melancolía porque de un día para otro la vida deja de tener sentido.
Mientras los hijos viven en casa, los padres están volcados en su crianza, en su educación, en su alimentación, en sus extraescolares o en su ocio. Tras abandonar el hogar para vivir sus propias experiencias los padres se encuentran con que dejan de tener todas esas funciones y obligaciones y lo que abunda es el tiempo libre. El problema está cuando la soledad, la sensación de desánimo y la tristeza empiezan a apoderarse de uno mismo haciéndose demasiado profundas pudiendo desembocar en una depresión.
Lo habitual es que el síndrome del nido vacío tenga más relevancia en las mujeres por ser ellas quienes tradicionalmente se han ocupado de los niños. No obstante, el rol de los padres se ha equiparado bastante con el de las madres, como se puede entrever que ha ocurrido en la familia Beckham. Por ello, en este caso David exterioriza esas sensaciones que le genera ver las habitaciones recogidas de sus hijos mayores porque ya no viven en casa. Es normal, la nevera estará más vacía, la casa muy tranquila y los desayunos de tortitas y de creps serán menos entretenidos por sentarse a la mesa tres comensales en vez de seis, faltan Brooklyn, Romeo y Cruz.
Por otra parte, todo se agudiza si la independización de los hijos coincide con determinadas etapas de las madres como la menopausia con cambios hormonales importantes o la jubilación. En el caso de David Beckham, precisamente, no para de trabajar y físicamente está en plena forma. Otra cosa es cómo se siente.
Cómo superar el síndrome del nido vacío
Los expertos enumeran una serie de propuestas para que los padres superen el “abandono” del hogar por parte de los hijos y para evitar que se enquisten todos esos sentimientos negativos, fruto del síndrome del nido vacío. La clave está en acostumbrarse a la nueva situación y, es más, tomarlo como una etapa que ofrece la oportunidad de disfrutar de los hijos de otra manera y del tiempo libre disponible.
Consejos para superar el síndrome del nido vacío:
- Aceptar la nueva etapa como otra más de la vida y acordarse de que en el pasado también se dejó la casa de los padres para independizarse.
- Reconocer los sentimientos negativos que se están padeciendo como la pena, la tristeza, la fatiga o la incapacidad para concentrarse y ser consciente de que se deben a que los hijos ya no viven en casa.
- Tratar a los hijos como adultos.
- Sentirse orgulloso de que sean capaces de valerse por sí mismos, alegrarse de sus logros y compartirlo con ellos.
- Dejar que los hijos tomen sus propias decisiones, apoyarles en sus proyectos y explicarles que pueden contar con sus padres cuando lo necesiten. Nunca darles a elegir ni hacer que se sientan culpables por haber “abandonado” la casa familiar.
- Mantener la comunicación con ellos pero sin atosigar ni preocuparse porque no llaman a diario.
- No dejar que los hijos depositen en los padres sus nuevas obligaciones como cocinar, lavar la ropa o limpiar su casa.
- No obligarles a que coman en la casa familiar cada domingo convirtiéndose en una costumbre aburrida sino proponer planes diferentes para verse como salir a tomar un café, cenar fuera, quedar para caminar, ir al cine, ver una obra de teatro...
- Acondicionar su habitación para otras necesidades pero disponer de un espacio para que puedan quedarse si lo necesitan en alguna ocasión.
- Seguir cuidándose sobre todo en lo que respecta a la alimentación sin caer en la tentación de dejar de cocinar si antes se hacía a menudo porque se crea que ya no merece la pena hacerlo para uno mismo.
- Hablar con la pareja sobre todos esos sentimientos que han aparecido tras la marcha de los hijos y reforzar la relación. Proponer nuevas actividades que hacer juntos o retomar las que se hacían antes de nacer los niños.
- Buscar formas de ocupar el tiempo libre que proporcionen bienestar y recuperar aquellos estudios, actividades y hobbies a las que se dedicaba tiempo antes de tener hijos como el estudio de idiomas o de una carrera, la lectura, las clases de música, las salidas a los museos, los viajes…
- Sentirse útil con actividades como el voluntariado que además resultan muy gratificantes y hacen mucha falta.
- Socializar quedando con amigos y con la familia o encontrar nuevas amistades apuntándose a viajes, visitas, cursos…