El imponente pueblo amurallado a pocos kilómetros de Madrid


Este pueblo medieval cerca de Madrid es ideal para hacer una escapada de fin de semana con familia o amigos
Sigüenza traslada a todo el que lo visita a una época medieval donde se puede ver una mezcla de culturas en sus monumentos
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En España se pueden disfrutar de grandes o pequeñas ciudades en las que hay una gran variedad de actividades que cautivan a todo el que las visita. De norte a sur, encontramos rincones con mucho encanto que no tienen nada que envidiar a las de fuera de nuestras fronteras.
Muy cerca de Madrid se encuentra un increíble pueblo amurallado que es ideal para una escapada de fin de semana. Este lugar en el que parece que se realiza un auténtico viaje en el tiempo, promete ser una experiencia inolvidable para compartir con amigos, familia, pareja o también, en solitario. Para desconectar de la rutina diaria, sus calles empedradas, sus murallas centenarias y su historia transportan a todo el que lo visita a otra época.
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Para disfrutar de un destino con encanto, no es necesario ir muy lejos, este pueblo con tanta historia se sitúa a unos pocos kilómetros de la capital, y es una opción excepcional para sumergirse en la historia de Castilla. Además, su gastronomía local es otra gran razón para visitarlo. Hablamos de Sigüenza.
Sigüenza, el impresionante pueblo amurallado cerca de Madrid
Sin duda, la mejor carta de presentación de este pueblo de Guadalajara es su castillo. Se trata de una monumental fortaleza levantada en siglo XI sobre una alcazaba árabe, la cual representa el poder militar cristiano tras la reconquista. Este castillo donde residieron Reyes, cardenales y obispos durante el XII, impresiona tanto por fuera como por dentro. Su patio empedrado, las habitaciones con balcones de madera, el comedor abovedado y su capilla románica del siglo XIII transportan a esa época a quien lo visita.
Por suerte, este castillo no solo se puede visitar, sino que se puede dormir entre esas paredes cargadas de historia, ya que hoy en día se ha reconvertido en Parador Nacional, y en sus salones se siguen sintiendo las historias que pasaron en él.
Una de las historias más conocidas fue la del presidio de Doña Blanca de Borbón. La leyenda cuenta que esta mujer se casó con el rey Pedro I el Cruel y fue encerrada en esta fortaleza por ser repudiada por su marido desde los inicios de su matrimonio. Se dice que aún se pueden escuchar los llantos y lamentos de la mujer por el castillo. Aunque la historia se adornó un poco porque la noble no estaba encerrada, sino confinada en el castillo, aunque sí que tuvo un final bastante trágico por orden de su marido. Es esta noble la que da nombre al salón más señorial de la fortaleza, y también a un pequeño cuarto que sobresale en el muro exterior donde esta leyenda ubica su zulo.
Para completar el recorrido de este magnífico castillo se puede visitar la capilla del castillo, que hoy en día está desacralizada. Cuando se le da la espalda al castillo, se pueden ver una red de callejuelas, travesañas y plazuelas que conducen a monumentos y rincones preciosos. Este es el caso de la iglesia de San Vicente, la cual es un templo románico del siglo XII que guarda muchas similitudes con la Catedral de Santa María de Sigüenza, las cuales se construyeron de manera coetánea. Junto a la iglesia de Santiago, forman un triángulo de templos románicos. Esta iglesia es puramente urbana situada en el casco antiguo del pueblo.
La iglesia de Santiago, cuya estructura fue bombardeada durante la Guerra Civil, ahora es un centro de interpretación dedicado a las ermitas y templos de la zona. En las últimas excavaciones que se han realizado, se ha dado con el único resto musulmán que queda en Sigüenza, los cimientos de una torre defensiva muy cerca de la muralla oriental. Ésta se sitúa en la actual calle Valencia, y en esa zona también se pueden ver los portales que abrían el perímetro y que hoy aún se conservan. Entre ellos se encuentra el Portal Mayor y la Puerta del Hierro.
Otro lugar significativo es la Casa del Doncel o el palacio de los Marqueses de Bédmar, un edificio de estilo gótico civil que se comenzó a construir en el siglo XIII aunque de esos cimientos no quedan apenas restos, ya que fue reconstruida a principios del siglo XV. La casa ha acogido a numerosas familias ilustres. En ella se puede ver un impresionante arco mudéjar policromado y cenefas mudéjares que decoran los techos de madera.
Uno no se puede ir de Sigüenza sin visitar su Catedral de Santa María, un templo rojizo construido con piedra arenisca con una fachada de unos 40 metros de altura, hacen de ella un edificio imponente. Pero, lo más bonito de esta catedral está dentro.
En el templo se puede disfrutar de su impresionante claustro, donde se pueden ver los arabescos góticos y una rejería increíble. Su sacristía mayor es conocida como la de “las cabezas” por la decoración de los casetones, donde están esculpidas las caras de más de 300 personajes del siglo XVI. También es digno de ver el sepulcro del Doncel, donde lo importante no es quién se encuentra ahí, sino la postura con la que se representa al fallecido que se encuentra tranquilo leyendo un libro.
Fuera de la Catedral se encuentra la Plaza Mayor, construida en plena Baja Edad Media, simbolizaba el fin de la Sigüenza fortificada y el inicio de su auge comercial, además, había que poblar un vacío que había entre el castillo y el río Henares, y fue donde empezaron a situarse barrios de gente humilde. Junto a esta plaza se encuentra el Ayuntamiento, que tiene una fachada espléndida y la Torre del Gallo, una antigua atalaya de vigilancia.
En el pueblo también se puede disfrutar de un parque urbano donde pasear: la Alameda, y alrededor de ella hay repartidos más lugares de interés, como el Convento de las Ursulinas y la Placita de las Cruces, la Ermita de San Roque, el Palacio Episcopal y el Seminario y la Ermita del Humilladero.