Bancos

Cashback: qué hay detrás cuando los bancos te ofrecen un reintegro de parte del importe que has gastado

Utilizando la tarjeta de crédito para pagar las compras
Utilizando la tarjeta de crédito para pagar las compras. Redacción digital Cuatro
Compartir

Que te devuelvan un porcentaje del dinero que gastas suena como un sueño para cualquier consumidor. Ese sueño tiene nombre: cashback. Bajo esa etiqueta, bancos y emisores de tarjetas prometen una devolución parcial automática de tus compras. Pero entre la promesa y la realidad hay matices. Por eso es importante saber cómo funciona ese mecanismo, por qué lo adoptan las entidades financieras, en qué hay que fijarse y cuándo el cashback compensa.

¿Qué es exactamente el cashback?

El concepto es sencillo: al usar una tarjeta para pagar, una parte del importe se “reintegra” al titular como recompensa por la compra. En otras palabras, recibes un porcentaje de vuelta. Ese porcentaje varía según la entidad, el tipo de tarjeta (débito o crédito) y el comercio, pero los porcentajes habituales oscilan entre el 1% y el 3% del importe gastado. 

PUEDE INTERESARTE

Contar con un programa de cashback es una estrategia usada por bancos y comercios para fidelizar clientes, ya que incentiva que pagues con una determinada tarjeta y que acudas a los comercios y plataformas adheridas.

Cómo lo están adoptando los bancos en España ahora

El cashback ya está dejando de ser una promesa del mundo fintech y es tomado en serio por bancos tradicionales. En septiembre de 2025, CaixaBank anunció que lanzará un programa de cashback a partir de octubre, mediante sus apps (CaixaBank e imagin). En compras con cualquier tarjeta del banco en comercios adheridos, los clientes podrán recuperar parte del importe. 

PUEDE INTERESARTE

Este programa piloto incluye más de cien empresas como Nike, BP, Tous o Cinesa. Los reembolsos se ejecutarán automáticamente, sin necesidad de reclamar manualmente después de la compra. De hecho, ya se habla de una “batalla de cashback” entre bancos, dado que desde comercios online hasta comercios físicos están entrando en ese ecosistema

Dinero contante y sonante

Ventajas reales y límites que conviene conocer

Entre las ventajas, la más clara es el “Ahorro automático” que supone. Es además pasivo, puesto que no tienes que recordar cupones ni envíos especiales. Basta con pagar con la tarjeta y dejar que el sistema aplique el reembolso. Además, supone un incentivo para usar tarjetas y transforma lo que a menudo es un gasto en algo que da retorno, por pequeño que sea. Estos programas en ocasiones permiten sumar descuentos, puntos o promociones con el cashback, algo que multiplica su utilidad.

En el lado de los límites tenemos que fijarnos en aspectos como los porcentajes bajos, ya que hay programas que ofrecen reembolsos simbólicos (0,1 %, 0,5 %, 1 %) que pueden no justificar las condiciones que los acompañan. También hay que tener presente que no todas las compras se incluyen; a menudo solo se aplican a comercios adheridos o categorías específicas. 

De la misma forma, es habitual que el cashback no se recupere de forma inmediata, sino que puede tardar días o semanas en volver a nuestra cuenta. Además, siempre conviene revisar las condiciones, ya que algunos de estos programas establecen límites máximos de devolución, mínimos de gasto o condiciones de permanencia.

Con todo esto en mente, apuntarse a uno de estos programas de cashback compensa y tiene sentido cuando:

  • No hay comisión o coste adicional que anule el ahorro potencial.
  • La devolución se aplica a algunos de tus gastos habituales, como puede ser hacer la compra en el supermercado, repostar combustible o realizar compras online.
  • Saber elegir entre tarjetas similares, aquella con mejor programa de devolución te puede dar ventaja.

Si en cambio la tarjeta con cashback tiene una cuota elevada, condiciones complejas o exclusiones numerosas, es posible que convenga más una tarjeta simple sin cashback pero con menos cargas.

Archivo - Una persona compra con su tarjeta de crédito

Los peligros del cashback

En primer lugar, hay que tener un ojo puesto en las posibles ofertas algo engañosas. Hay bancos que anuncian “hasta X% de cashback”, pero en realidad el porcentaje máximo aplica solo en categorías limitadas o promociones puntuales.

También hay que fijarse en la posible obsolescencia del programa, ya que el banco puede modificar o descontinuar el programa sin aviso, reduciendo beneficios. Bastaría con una comunicación por su parte para que quedara anulado. Y ya que hablamos de bancos, hay que tener cuidado con los sobrecostes ocultos, y que la entidad no pretenda recuperar el gasto del cashback de otra forma, con servicios, márgenes o comisiones.

El “cashback” ha dejado de ser un mito promocional para convertirse en una herramienta financiera real, especialmente ahora que entidades como CaixaBank están apostando fuerte por integrarlo en sus aplicaciones bancarias con devoluciones en comercios físicos y digitales. Cuando lo usamos con cabeza —sin sobrecompra ni comisiones ocultas— puede convertirse en un complemento inteligente para tu día a día. Pero la clave está en leer bien la letra pequeña: el cashback no es mágico, sino estratégico.