Call of Duty Modern Warfare III: impresiones de una campaña decepcionante

  • El modo campaña de Call of Duty Modern Warfare III no está dejando un buen sabor de boca este año

A principio de este año Activision dejó caer que este año no habría nueva entrega de su serie más exitosa, Call of Duty. Acostumbrados a la llegada de un juego por año desde más allá de donde alcanza mi memoria, este anuncio no sentó bien. Enseguida se habló de un DLC de amplio contenido para alargar la vida de su entonces recién llegado Modern Warfare 2 y eso parecía una solución válida. Pero un año después aquellas palabras solo se han cumplido a medias. Hay juego nuevo, pero deja una imborrable sensación de que lo único que han hecho igual que otros años ha sido cobrar a precio completo un contenido que de momento deja un poso muy negativo en nuestra estantería de sensaciones.

 Y eso que tras jugar a la beta del modo online nos las prometíamos felices. Pequeños retoques en la jugabilidad y algunos modos nuevos nos hicieron esperar con ganas esta nueva entrega, que al igual que el año pasado nos ha permitido a aquellos que nos hemos hecho con la edición de archivo disfrutar del modo campaña con unos días de antelación antes de zambullirnos en el modo online. Aunque quizá este año la palabra disfrutar le quede un poco grande. Porque una vez terminada podemos decir que estamos ante la campaña más decepcionante de toda la saga, y te voy a contar por qué.

Después del cierre de la campaña de Modern Warfare 2 donde se anunciaba la vuelta de Makarov en un vídeo que a todos los que lo vimos nos hizo pensar al momento en aquel mítico “Nada de ruso” las ganas de empezar esta nueva campaña estaban en todo lo alto. Y con una primera misión en la que el propio Makarov es protagonista las sensaciones eran muy buenas. Pero la primera señal de alarma viene al acabar esta primera incursión. Demasiado corta, ninguna novedad respecto a armas o mecánicas y con una dificultad casi desaparecida. Primeras banderas rojas, pero achacables a que es la misión de introducción y puede servir para que los recién llegados vayan entrando en calor. Lo dejamos pasar. Tres o cuatro misiones después, encarnando ya a componentes de la Fuerza Operativa 141 además de algún invitado de lujo como Farah las sensaciones son peores. Empezamos con algunas misiones en las que se supone que el sigilo y la infiltración son importantes, y digo que se supone porque a pesar de intentar hacer estas incursiones como se supone que han sido pensadas, una vez descubiertos por los enemigos y enzarzados en tiroteos abiertos, la diferencia es prácticamente nula en lo que a dificultad se refiere. Lo más probable es que después de comprobar que casi da igual que te escondas o no, no quieras perder tiempo tumbado detrás de unos matorrales y te acerques a los enemigos en plan comando. Temirnarás antes.

Pero lo peor de estas misiones en su aspecto jugable es la falta de novedades. La senasción general durante la mayor parte de la campaña es la sensación de estar jugando a Warzone pero eliminando el componente cooperativo, es decir, el setenta por ciento de la diversión de este modo. Chalecos con placas diseminados por el mapa que podemos usar para protegernos, ayudas como torretas S.A.M o UAV que podemos encontrar y usar en cofres de contenido y diferentes armas desperdigadas por el mapeado que podemos agenciarnos una vez encontradas. Todo esto ya lo hemos visto en anteriores entregas de Warzone y es más divertido hacerlo con amigos. De la campaña de Call of Duty esperamos otra cosa, esperamos que se nos presenten nuevas armas, que nos enseñen mecánicas nuevas o mejoradas y que se nos vaya preparando para un modo online en el que queremos reconocer los escenarios por los que estamos jugando.

Nada de esto ocurre en la campaña de este Modern Warfare 3 renovado. Y esto sin contar con la duración de la misma, que es la más corta que recuerdo. En mi caso, y habiéndome obligado a mi mismo a hacer las misiones de infiltración intentando pasar desapercibido y escondiéndome por el mapa, la duración ha sido de entre 5 y 6 horas, y baja considerablemente si lo juegas como de verdad te pide el cuerpo, como si fuera un incursión de Warzone.

Pero también hay cosas buenas en esta campaña. Lo mejor es la historia que te cuentan, de la que por supuesto no vamos a desvelar nada y en la que Makarov vuelve a ser Makarov. Contamos incluso con un nivel, Pasajeros, que recuerda vagamente a aquel mítico Nada de ruso que ya hemos mencionado, aunque se queda muy lejos de causar el impacto que ese causó, es casi un guiño. También contamos con elementos desbloqueables que nos ayudarán en el juego online que está a la vuelta de la esquina, operadores, fichas de doble experiencia y otros añadidos estéticos nos animarán a terminar una campaña que si no fuera por esto y por la curiosidad que nos genera el saber como acaba todo sería un modo de juego que podríamos obviar por completo.

Call of Duty tiene la obligación de contentar a los jugadores que disfrutamos del modo online, que somos la inmensa mayoría, pero como videojuego también se tiene que poner a si mismo la meta de ofrecer un buen producto a aquellos que quieren disfrutar en solitario de un juego de guerra, algo que con más o menos acierto, siempre ha hecho. Este año ha estado muy lejos de conseguir dejar felices a estos jugadores. Si logra contentar al resto lo vamos a ver muy pronto.