María habla del momento en que su marido se encuentra de manera inesperada a su hijo Lucas entre toda la multitud de gente, cuando pensaba que estaba muerto. Belón recuerda que este mundo está lleno de casualidades, como una que le sucedió recientemente en Nueva York. Y María afirma que la vida en sí es súperpeliculera y que cree que la felicidad y el dolor se acumulan por partes iguales.