El ejército de Espartaco cuenta ya con más de 3.000 soldados que se han unido a su causa. Ante esta amenaza y con gran parte del ejército destinado en otras guerras del Imperio, Publio Varinio, uno de los senadores más influyentes, decide actuar: “Iré a Roma y le suplicaré a Craso que nos ayude contra Espartaco y su rebelión y con ello intentaré enmendar los daños infligidos al honor de esta República”.