Espartaco le pide a Gannicus que dé un paso al frente y que, además de en las batallas, dirija junto a él la rebelión de los esclavos: “No pude salvar a mi esposa, y lucharé hasta ver el día en que ninguna vida inocente sea tratada con tal indiferencia, un día en el que los romanos y su crueldad no sean más que un recuerdo”, cuenta.