Así encontraba Irene la tienda en la que trabaja: llena de escombros. La tromba de agua inundó por completo el piso superior provocando que el techo se desprendiera. En este negocio, también se afanan por limpiar desde primera hora. Con el susto en el cuerpo, apilan todo lo que la riada ha dejado inservible. Si ayer el problema era el agua; hoy es el barro. Todavía queda mucho trabajo por delante para poder recuperar la normalidad.