Más de 20 cadáveres fueron hallados calcinados en la carretera de la muerte, en los andenes y en los bosques, en el tremendo incendio de Portugal. Los vecinos intentaron huir de las llamas y encontraron la muerte en una carretera convertida en ratonera. Las llamas arrasaron con todo. Once personas salvaron su vida al meterse en un depósito de agua, donde pasaron toda la noche. La zona aún sigue humeante.