El Congreso celebra la próxima semana los 40 años de las elecciones de 1977 y un homenaje a las víctimas del terrorismo

Inicialmente el Congreso iba a celebrar esa efemérides con una sesión solemne el mismo día 15, pero después se cambió por un acto en el Salón de Pasos de Perdidos el día 28, también con presencia de jefe del Estado y diputados constituyentes.

Sin embargo, al final se ha optado por organizar el mismo día 28 una sesión plenaria de las Cortes Generales en el Salón de Plenos y después habrá una recepción y se inaugurará una exposición sobre aquellos comicios.

DISCURSO DEL REY

En el acto del hemiciclo, habrá discursos de Felipe VI y de la presidenta de la Cámara y se invitará, además de a diputados y senadores actuales, a parlamentarios elegidos en los comicios de 1977, siguiendo un formato similar al que se utilizó hace una década con motivo del trigésimo aniversario de aquellas elecciones.

Un día antes, el martes 27, la Cámara organizará su reconocimiento anual a los afectados por el terrorismo, un acto que se celebra desde 2010, cuando el entonces presidente del Congreso, José Bono, creó el Día de Homenaje a las Víctimas del Terrorismo que, a iniciativa de las asociaciones se fijó para el 27 de junio.

Ese día de 1960 ETA asesinó por primera vez, concretamente a una niña de 22 meses llamada Begoña Urroz Ibarrola, que murió calcinada en un coche como consecuencia de un artefacto explosivo que la banda terrorista vasca en la estación de autobuses de San Sebastián.

En principio, se seguirá el formato de los últimos años. Los familiares de las víctimas se reunirán en la sala Ernest Lluch, ministro socialista asesinado por ETA en el año 2000, y la presidenta del Congreso pronunciará un discurso. También tomará la palabra algún representante de los homenajeados.

LA VOZ DE LAS VÍCTIMAS

El año pasado habló en nombre de todos ellos la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco, quien acababa de ser elegida diputada por el PP en las elecciones generales del 26 de junio.

Los primeros homenajes a las víctimas estuvieron acompañados de polémica porque, al celebrarse en el Pleno, las asociaciones no podían tomar la palabra y algunas decidieron no acudir a modo de protesta. Por eso en 2014, el entonces presidente del Congreso, Jesús Posada, trasladó el acto a la Sala Ernest Lluch.