Los hijos juegan al fútbol y los padres animan desde la grada. Se respeta al árbitro, que premia las conductas deportivas, y los jugadores que 'meten la pata' piden perdón con una redacción. Tras la vergonzosa pelea de unos padres en Mallorca en un partido de fútbol de sus hijos, el ejemplo de este colegio de Sevilla es toda una lección de cómo meterle un gol a la violencia en el deporte.