Pasadas varias horas de la desaparición de Naiara, tras empezar a sospechar que podría haberse escapado con su novio, la madre del joven llama a Saray para confirmarle la peor de las opciones que andaban barajando: “Tu hija ya es su mujer”, expresión que para los gitanos supone la pérdida de la virginidad. “Ya sólo me queda callarme y llorar, comerme por dentro… No hay más.”