Nada podía fallar, José había estallado de alegría al ver a su hijo y ella estaba monísimo. Sin embargo, las hormigas que la Rebe sentía en el estómago se han convertido en mariposas y ni solos ni acompañados, no ha sido capaz de hablarle a su marido de nada, ni del buen tiempo que hace en Tenerife. Menos mal que la Saray siempre encuentra un plan B.
“Quita esa cara de culo”, le ha pedido Saray a la Rebe cuando ha conseguido quedarse a solas con ella y que José y su marido fueran a pedir. La Rebe estaba tan nerviosa de tener a su marido al lado que solo era capaz de romper la servilleta. Saray ha decidido dejarles solos y le ha pedido a su prima que por favor le dijera a su marido todo lo que sentía y que si no era capaz le entregara la carta que le había escrito. Pero ni carta ni palabra, la Rebe y José se han quedado solos y no han sido capaces de hablar.
Ella estaba tan nerviosa que solo ha sido capaz de decirle que si era verdad que en Tenerife hacía buen tiempo y él tampoco ha aportado mucho la verdad.
Saray no podía creerse que no hubieran hablado nada cuando su la Rebe ha ido a contárselo y ha decidido tomar ella las riendas del asunto. Quería que su prima fuera con ellos a la boda y que se atreviera a decirle a José lo que siente, pero al ver que no iba a ser capaz, ha decidido entregarle ella misma la carta: “No dejes que se escape el tren, solo pasa una vez”.