Sobrino de Enrique I y nieto de Guillermo "El conquistador". Siempre buscó el favor de la Iglesia y fue coronado por el Arzobispo de Canterbury tras la muerte de su tío. Torturado por un pasado oscuro y un futuro incierto, el miedo y la agonía dominaron su vida.
Fue el primero -antes incluso que Robert de Gloucester- en jurar apoyo a la emperatriz Maud como sucesora de la Corona, pero tras la muerte de Henry, no dejo escapar la oportunidad de hacerse con el trono.
Su juramento de protección al Arzobispo, tras ser coronado por éste, le llevó a tener demasiados enemigos. Parte de la nobleza, encabezada por Gloucester, le consideró un peón del Papa en Inglaterra, percepción que fue la semilla de la rebelión incitada por Bartholomew de Shiring y el propio Gloucester.