Muchas personas se concentraban frente a las pantallas gigantes situadas en las inmediaciones del Parlament de Cataluña ante la comparecencia de Carles Puigdemont, en la que esperaban que declarara la república. Por ello, cuando el President decía asumir el mandato y la declaraba, comenzaba la euforia pero, poco después, cuando la suspendió, las caras del público reflejaban la decepción.