Rafaela, de 54 años, cobra la renta mínima de inserción y acaba de ser desalojada de su casa junto a su hijo, que acaba de cumplir los 18 años. Entró en este piso porque no tenía dónde dormir y han intentado regularizar la situación pagando un alquiler social, pero asegura que el Ayuntamiento se ha negado.