Desde que el señor Pamplinas vendió a Mr.Coecho a Cristóbal, su espectáculo de marionetas ha ido de mal en peor. Pensando en el provecho que puede sacar en las encuestas de popularidad el hacer sonreír a los niños, le devuelve a Don Molón. Lo que no sabe Cristóbal es que el titiritero subasta a Mr. Coecho, que lo acaba comprando Luisa.