Frank Cuesta: "No hay nada preparado. Nosotros nos metemos y los grabamos"

cuatro.com 07/09/2011 18:07

cuatro.com: De nuevo en tu país natal. ¿Sientes morriña?

Frank: No siento morriña, llevo 25 años fuera. Me gusta España, soy español, orgulloso de ser español, pero también orgulloso de no vivir aquí tal y como está la cosa.

C.: ¿Cómo has conseguido engañar a Santi y Nacho para que se vayan otra vez contigo de aventuras?

F.: No he tenido que engañar a nadie porque el jefe aquí es Nacho. Y Santi decide que lo se ve. Yo aquí soy el último ‘pintamonas’.

C.: ¿Por qué te pasas tanto con tu cámara?

No me paso con Santi, la gente piensa que me paso. Mantenemos una relación muy unida en la selva los tres. Muchas veces le grito, me cabreo pero es parte del rol . Yo tengo que tener ahí a los dos muy en tensión. No es lo mismo decir “quita la mano un momentín” que pegar un grito y decir “¡cuidao coño que te va a morder!”. Incluso la madre de Santi me odiaba, pero si ves la convivencia real no es que me pase tanto, son momentos de tensión.

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C.: ¿Tienes algún referente? Estoy pensando en David Attemborough, Félix Rodríguez de la Fuente, Bear Grills…

F.: No son referentes. Bear Grills es un profesional de la supervivencia. Yo no enseño supervivencia. No hagáis lo mismo que yo porque es una burrada.

Tampoco me puedo ni me quiero comparar con los otros nombres. Ellos muestran los animales desde un punto de vista científico, nosotros desde el punto de vista mío. Lo nuestro es un programa a lo “me cago en diez”. Es una manera diferente de mostrar animales: Ellos lo saben todo, nosotros no tenemos ni puta idea, pero tenemos la suerte de encontrar animales y los enseñamos en las manos.

C.: ¿Entonces vuestro secreto está en la suerte?

F.: No es suerte. Hay mucha gente que se piensa que los animales están preparados y lo que nosotros cogemos son animales salvajes. Lo que hay es trabajo, trabajo y trabajo. Si tu buscas mucho tiempo a un animal lo encuentras. No hay nada preparado, nada de preproducción. Nosotros nos metemos y los grabamos.

Nacho: vamos sin una preproducción grande y contamos lo que pasa. Por eso contamos tanta intrahistoria dentro del reportaje.

C.: ¿Alguna anécdota curiosa que no esté grabada?

F.: En Vietnam, país comunista , en el aeropuerto. Grabamos como maltrataban a los osos, pero a lo bestia. Pasamos Nacho y yo y a Santi le encuentran un táser (un arma eléctrica), una cuchilla y una navaja. Se caga de miedo. Llega la policía, llegan los militares. Aquello era como el ‘Expreso de medianoche’ (risas)…

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C.: Y si te llegan a revisar la grabación…

F.: Nos la hubieran quitado. Es algo que jamás se ha grabado. Lo veréis en el último episodio, el programa 8. Es lo más fuerte probablemente que se haya visto a nivel animales en la televisión en España y en Europa.

C.: También vamos a ver momentos de la faceta más humana de Fran de la jungla. Escenas con tu familia y de tu vida diaria en Bangkok…

F.: Claro. Es que la gente se piensa que soy un idiota, un pijo, un subnormal, un… de todo; pero yo tengo una vida y una personalidad que, aunque sea fuerte, no tiene nada que ver. Yo con mi familia soy muy dulce. El resto me importa un carajo.

C.: ¿Son mejores los animales que las personas?

F.: Bastante. Las personas son traicioneras, envidiosas, casi todo el rato te quieren por lo que tienes no por lo que eres. El ejemplo más claro es el perro. El perro siempre te quiere.

C.: ¿Y las víboras?

F.: Me gustan por el colorido, por su forma por su comportamiento, por los ojos, pero no te dan ningún sentimiento de amor. Los mamíferos si. Los reptiles me gustan como a alguno le gusta una mesa de metal.

C.: ¿Cuántas veces has sido mordido por un bicho?

Muchas, muchas. No se pueden contar. Tengo cicatrices por todo el cuerpo.

C.: ¿Cuál es el secreto de vivir para contarlo?

F.: Nunca llegar al límite de decir “vamos a ser más fuertes y más ‘Rambos’”. No ser más chulo de lo que tienes que ser. Yo hago lo que sé hacer y lo que no, no lo hago.

C.: ¿La gorra es la misma que la temporada pasada?

Sí, la gorra es la misma desde hace ocho años. Luego tengo otras cuatro.