'Diario de' muestra en exclusiva las imágenes que cerraron una residencia ilegal en Canarias

cuatro.com 31/07/2012 01:30

Es el tercer caso, en poco más de un año, que Diario de

No es la primera vez que ‘Diario de’ denuncia el lamentable estado de una residencia de ancianos. Una redactora del programa se infiltró en 2011 para poder demostrar la existencia de residencias ilegales en las que los ancianos son maltratados. Gracias a la labor del programa una residencia fue cerrada por el gobierno canario, más tarde y gracias a un trabajador la historia volvió a repetirse en otro centro. Sin embargo, a pesar de las denuncias del programa, a algunos no les ha servido de escarmiento.

Contrataciones sin titulación

Contrataciones sin titulaciónHace unos meses, una trabajadora denunció a través de un email a nuestro programa, las condiciones que una residencia le ofrecía para trabajar en ese centro, una residencia que no estaba dada de alta en ningún registro. Le advirtieron que algunos residentes daban problemas, le pagaban 300 euros por un horario de lunes a viernes, tendría a su cargo a 15 ancianos y además debía limpiar las instalaciones.

La residencia de la que habla se encuentra en la calle Pío XXII y es una de las tres residencias denunciadas por el sindicato de CCOO. Alejandro Rodríguez, responsable de sanidad del sindicato del sindicato, nos explica cómo el centro tiene una orden de cierre y sigue funcionando. Además de este centro, hay otros que no paran de recibir denuncias y la consejería no hace nada por cerrarlos.

Un prófugo al mando de una residencia

Elena trabaja en la ‘Residencia del buen consejo’, denunció al centro por obligarle a realizar tareas para las que no estaba preparada como dar medicación, hec ho penado por la ley, medir la tensión, el azúcar…en resumen, hacen funciones de enfermeras sin tener ninguna titulación.

La residencia carece de servicio médico que atienda a los ancianos. Luis Rodríguez Suárez es el responsable de la residencia, un prófugo acusado de abusar de niños. Hace un años puso a funcionar la residencia, y en enero, al comienzo de su juicio, desapareció sin dejar rastro.

Los médicos de urgencia solo parecen cuando se les llama. Los ancianos se entretienen jugando al dominó, viendo la tele o dando vueltas, algunos se pasan el día durmiendo y pagan 1.100 euros al mes por pasarse el día dormitando. A las pocas semanas de comprobar el desastroso funcionamiento de esta residencia, un juzgado ordenó su cierre.

La policía detuvo al hermano del responsable y a la supervisora del centro por estar presuntamente implicados en los maltratos y en el fallecimiento de dos ancianos ingresados en este centro ilegal.

La orden de cierre se basó en las declaraciones de uno de los empleados del centro, la persona que se atrevió a grabar las condiciones a las que estaban sometidos los residentes.

Sus jefes le amenazaron para que no dijera nada. Pero una imagen vale más que mil palabras y decidió grabarlo todo para dejar constancia y que la gente supiera lo que pasa realmente en esta residencia.

Este trabajador documentó enormes deficiencias. Para empezar, durante su turno de noche estaba solo para atender a 12 residentes, es la primera infracción, por ley en estos centro debe haber un auxiliar para cada 4 pacientes.

Mientras duermen, no se les puede cambiar porque el gasto de pañales y de sábanas es elevado e innecesario. Entre los residentes hay diabéticos y es el auxiliar quien se encarga de este control, cuando debería hacerlo un enfermero cualificado. Estos controles se hacían sin guantes y con la misma aguja a todos.

Él es consciente de las irregularidades de su trabajo, pero la gerencia le obliga a realizar su trabajo con un protocolo estricto. Hasta el agua estaba limitada.

A las seis de la mañana se despertaba a los pacientes y se les aseaba, la carencia de sueño al tener que madrugar tanto hace que durante el día se pasen el día durmiendo tirados en las sillas del centro.

El programa del dio la oportunidad al gerente de la residencia de contar su versión de los hechos, pero no ha querido dar declaraciones.