Manuel Gancedo, pentapléjico, lleva cuatro años sin ver a su hija

CELIA MOLINA 28/05/2008 11:05

Desde que le hicieron el diagnóstico, su ex mujer le impide ver a su hija de 7 años, llegando incluso a acusarle de malos tratos para mantenerle alejado de la pequeña. Este padre coraje lleva más de cuatro años luchando por poder ver a su hija y lo seguirá haciendo, mientras le quede vida.

Manuel Gancedo nació hace 41 años en Santander. Su vida transcurrió allí como la de cualquier otra persona, tuvo una infancia feliz, estudió magisterio y más tarde se convirtió en psicólogo clínico. Emigró a Madrid buscando una buena oportunidad laboral y en la capital conoció a Helena, de la que se enamoró y con quien se casó y tuvo una preciosa niña. Pero, como a muchas parejas, a este matrimonio se le acabó el amor y cuando la pequeña tenía tan sólo tres años llegó el divorcio. La separación fue totalmente amistosa y nada hacía presagiar lo que ocurriría después.

En el año 2003, una vez que Manuel había abandonado el domicilio familiar y cuando aún no habían terminado los trámites de la separación, una terrible enfermedad apareció en 1escena. A Manuel le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), también conocida como Enfermedad de Hawking por padecerla el eminente físico Stephen Hawking. Ésta es una enfermedad degenerativa que afecta a los músculos. Las motoneuronas dejan de funcionar hasta que mueren y el cuerpo queda sumido en una parálisis total con la muerte como único diagnóstico.

La enfermedad de Manuel avanzó a la velocidad de la luz. Apoyado incondicionalmente por su madre, volvió a su ciudad natal siendo consciente de cuál era su destino. En el año 2004 se le hizo imprescindible el uso de la silla de ruedas porque ya había perdido la movilidad de sus cuatro extremidades, pero la esclerosis no afecta a las funciones sensoriales, por lo que Manuel nunca ha perdido la consciencia de lo que ocurre a su alrededor y su vida emocional es similar a la de cualquier persona sana. A medida que la enfermedad se fue desarrollando, la relación con su hija se convirtió en toda una inyección de vida y esperanza. " Su hija es su mayor ilusión", comenta Magdalena Roji, una amiga de Manuel. En un principio, la niña le visitaba dentro de las dificultades propias de la distancia, de forma regular y siempre en vacaciones. Pero esta rutina no duró mucho.

Comienza el calvario

En octubre de 2006, Manuel fue sometido a una operación de urgencia con muy pocas posibilidades de sobrevivir. Los médicos le practicaron una traqueotomía y le conectaron a un respirador para mantenerle con vida. Él aceptó la conexión porque ésa era la única manera de continuar vivo y así poder seguir viendo como iba creciendo su pequeña. La niña y su ex mujer le visitaron en diciembre de ese mismo año. Después de esta visita, Manuel no volvió a ver a su hija durante más de un año y medio.

2 Por si no fuera suficiente con luchar contra la enfermedad, Manuel también tuvo que enfrentarse a la intransigencia de su ex mujer, que decidió tomarse a la torera el régimen abierto de visitas que habían pactado con su divorcio. Manuel lo denunció en varias ocasiones pero no recibió durante mucho tiempo ninguna respuesta, ni de la justicia, ni de su ex mujer. Las dificultades eran máximas porque a medida que pasaba el tiempo este padre coraje iba perdiendo su capacidad de comunicación. Hoy sólo puede expresarse a través del movimiento de sus ojos y párpados, que están conectados a un ordenador adaptado.

La mujer alegó que no quería que la niña viese a su padre en ese estado "porque tiene miedo de verle morir". Cualquier excusa era buena para no dejarla viajar a Cantabria. "Mi hija es muy pequeña para hacer un viaje tan largo sola", y ella ,desde luego, no estaba dispuesta a acompañarla para que pudiera ver a su padre. Llegó incluso al extremo de presentar una denuncia contra Manuel alegando que había sufrido maltratos por su parte, algo completamente inverosímil cuando hablamos de un hombre que tiene paralizado el 99% de su cuerpo. A pesar de todo, Helena no fue perseguida por la justicia, ni siquiera investigada, por haber presentado una denuncia falsa. Manuel se vio impune pero en ningún momento dejó de luchar por recuperar a su hija, aunque el tiempo corría en su contra.

Falsas esperanzas

A finales de noviembre del año pasado, el Juzgado número 3 de Colmenar Viejo acordó la inmediata restitución del régimen de vistas de la niña, residente en la localidad madrileña de Hoyo de Manzanares. Pero no fue hasta las vacaciones de Navidad cuando la pequeña visitó a su padre porque el acuerdo inicial estipulaba que no debía interrumpir de ningún modo su periodo escolar. "Fue una semana maravillosa", dijo Manuel a través de su ordenador. Pero la felicidad se esfumó muy pronto. Padre e hija debían verse de nuevo en febrero de este año pero la niña no acudió a la cita. Su madre volvió a incumplir lo estipulado por el juez, retrasando el encuentro hasta que su hija se someta a un examen psicológico que se realizará en septiembre. "Se trata de una sucia estratagema totalmente innecesaria. No sólo porque yo mismo soy psicólogo, sino porque la hice ver por un facultativo de la Seguridad Social cuando estuvo aquí y confirmó que está bien. Mi ex mujer está utilizando todo tipo de artimañas para retrasar los juicios, pero cuando incumple el acuerdo no pasa 3nada, sólo tiene que pagar una multa y ya está", dice Manuel indignidado.

Ahora la situación está peor que nunca. "Fue su cumpleaños y ni siquiera hemos podido hablar con ella por teléfono. Esa mujer está obstaculizando cualquier tipo de relación", lamenta Magdalena. Desesperado, Manuel ha difundido un e-mail para divulgar la noticia lo máximo posible. "No quiero melodramas pero pocos afectados de ELA sobreviven más allá de 5 años después del diagnóstico, menos del 15% de los afectados. En junio cumplo 5 años desde el diagnóstico y aunque pienso joder la estadística, no dejo de inquietarme ante la perspectiva de estar otro año sin ver a mi hija". Mañana Diario D le ayuda en su propósito.