Un estudio de la Escuela de Hardvard de Salud Pública ha puesto de manifiesto que las mujeres que han consumido 10 gramos de fibra diaria durante sus primeros años de su etapa adulta tiene un 13% menos de posibilidades de padecer un cáncer de mama, e incluso si el consumo es superior puede alcanzar el 19%.
Además, la ingesta de grandes cantidades de frutas y verduras durante la adolescencia está asociada a un 24% menos de posibilidades de padecer la enfermedad antes de la menopausia y a un 16% de posibilidades de padecer esta enfermedad a lo largo del conjunto de su etapa adulta.
El consumo de este tipo de productos ayuda a reducir los altos niveles de estrógenos en la sangre, que están muy vinculados al desarrollo del cáncer, como ha demostrado este estudio tras analizar a 90.534 mujeres.
El doctor Walter Willett ha declarado que se tienen evidencias de que “el modo en el que alimentamos a nuestros hijos durante la adolescencia, es un factor condiciónate en el riesgo de padecer un cáncer en el futuro”, según recoge el ‘Daily Mail’.