Uno de cada 50 europeos no tiene olor en las axilas

Noticias Cuatro 19/01/2013 13:28

Una investigación realizada en la Universidad de Bristol y publicada en el ‘Journal of Investigative Dermatology’ estudió a 6495 mujeres con sus parejas e hijos y descubrió que cerca del 2 por ciento tiene una rara versión del gen ABCC11, lo que significa que sus axilas están libres de olor, informa BBC Mundo.

En el noreste asiático los privilegiados son mayoría. En América Latina, varía según el origen (o la mezcla) étnico de la persona. "En realidad el gen lo tenemos todos, el que produce el mal olor y el que no", explica a BBC Mundo el doctor Santiago Rodríguez, uno de los autores del estudio. Se trata de un gen recesivo y para activarlo tiene que venir del padre y de la madre. "Es cuando existe una combinación de variantes de ese gen, se produce el no olor", agrega.

Según los expertos, el gen del olor en las axilas es el mismo de la cera del oído. Es decir, quienes tienen la variante genética del no olor tienen un cerumen seco, en vez del pegajoso conocido por muchos. Revisar la cera del oído podría ser un buen indicativo de si la persona produce o no mal olor.

El estudio señala que mientras el 5 por ciento de las personas que producen el olor no usan desodorante (en Europa serían más 35 millones de personas), una quinta parte de los que no huelen mal utilizan el desodorante a diario.

"Un porcentaje elevado que no necesita desodorante todavía lo utiliza. Si se puede evitar su uso, además del impacto económico, se prevendría el riesgo a exponerse a estos productos", explica Rodríguez.

"Un importante descubrimiento en este estudio es que relaciona a los individuos que, de acuerdo con su genotipo, no producen mal olor. Un cuarto de ellos debe -de forma consciente o inconsciente- reconocer que no producen mal olor y no utilizan desodorante", señala Ian Day, otro de los autores del estudio.

Cuestión cultural

Los investigadores creen que quienes usan la sustancia para reducir el olor en la transpiración innecesariamente siguen normas socioculturales. Un dato que contrasta con el noreste asiático, donde la mayoría de la gente no necesita desodorante y no lo compra.

Santiago Rodríguez aclara que el estudio puede tener un uso potencial en la utilización de la genética para la selección de productos de higiene personal.

"Una simple prueba genética puede reforzar la conciencia de sí mismo (de saber si produce o no mal olor) y ahorrarse algunas compras innecesarias y la exposición química".