A la fuerza han tenido que sacar a una familia de su casa. No han podido evitar a la tercera orden de derribo en principio paralizada porque el conductor de la máquina se ha negado a tirar la casa de Rosa y Salvador. Pero la Guardia Civil ha traído a otro operario dispuesto a hacerlo. Y manos a la obra ha reducido la vivienda a una montaña de escombros. Llegaron aquí hace 7 años huyendo del hombre que había abusado sexualmente de su hija. Un vecino condenado a 13 años con el que se cruzaban a diario en la escalera hasta que salió el juicio. Decidieron malvender su casa y construir ésta en suelo no urbanizable.El Seprona les avisó, pero al ver que no era la única construcción decidieron continuar con las obras. Habían conseguido parar dos ódenes de demolición, la segunda porque la empresa encargada del derribo se negó a hacerlo por humanidad. Rosa, Salvador y su hija se han quedado en la calle. La justicia permitió que convivieran con el hombre que había abusado de su hija pero no les ha perdonado el haber construido donde no debían.