"Empecé a correr y gritar con las manos en la cara durante todo el camino a casa. No miré atrás. Estaba histérica. Afortunadamente mi madrina, que es farmacéutica, estaba en casa con mi madre y ambas me ayudaron a lavarme la cara con agua y trataron de calmarme hasta que llegaron la policía y la ambulancia", aseguró la joven Naomi Oni.
Los médicos pensaron que había perdido la vista, pero la ha recuperado parcialmente en el ojo derecho y por completo en el izquierdo. Naomi estaba pensando en comenzar un curso de Medios de Comunicación y Moda en el mes de septiembre, pero tras lo sucedido no sabe si será capaz de conseguir un trabajo en el sector.
Naomi Oni no fue consciente de que un hombre la estuviera mirando antes de rociarla con ácido y no conoce la identidad de su atacante. La policía londinense está investigando lo sucedido, aunque miembros del equipo aseguran que es muy complicado mantener la mente abierta ante este tipo de hechos, más propios de Afganistán que del centro de Londres.